Baked in Brooklyn (Rory Rooney; 2016) narra la historia de un hipster aspirante a escritor (Josh Brener) que intenta conciliar sus quehaceres de camello con su relación con su novia (Alexandra Daddario). La película es un retrato sólido e irónico de esa etapa de nuestra generación, los millennials, entre el final de los estudios universitarios y la consecución de un trabajo acorde con nuestra vocación, el cual no solemos encontrar con inmediatez. La inestabilidad, frustración e incertidumbre de este lapso de tiempo quedan bien reflejados y aderezados con los momentos de aprendizaje que conlleva adentrarse en un ámbito al que se llega casi por azar. El guión de David Saphiro flojea en algunos puntos que restan agilidad a la presentación de los personajes en el primer acto y cae también en un detonante absurdo del clímax, aunque seguidamente compensa estas debilidades con escenas cargadas de sarcasmo sin bilis.
Las actuaciones son correctas, sin excesos, acordes con el rollo chill de todo la película, sólo rebasado por un par de escenas de violencia bien llevadas que recuerdan que al fin y al cabo se trata de una película sobre el negocio de la droga y que, pese a su normalización, sigue siendo un terreno peligroso. El dúo protagonista funciona bien aunque no llega a ser brillante. Daddario hace un buen papel pero no consigue enamorar todo lo que pretende. Por su parte, Brener consigue un pequeño revulsivo dentro de su encasillamiento en sus roles de freak and geek como al que nos tiene acostumbrado en Silicon Valley, alcanzando unas buenas cotas de dramatismo en la escena más intensa de la película.
En definitiva, no es la joya del cine indie pero cumple con su función de ver algo relajado sin caer en lo banal tras una jornada dura. Desafortunadamente, la acogida por parte del público ha sido escasa y ha cosechado malas críticas, pero a mi juicio el director Rory Rooney consigue un debut decente en los largometrajes, acomodándose a esa escuela de Nueva York que tiende más hacia al cine europeo que indaga en el interior de personajes cotidianos antes que hacia el glamour y espectacularidad del cine hollywoodiense.
