¿Quién no ha tenido un problema en algún momento con un electrodoméstico? ¿Quién no ha tenido que recurrir a comprar repuestos lavadora? Cada vez está más de moda el comprar, usar, tirar y de nuevo, volver a comprar. El sistema consumista está diseñado para que adquiramos continuamente un nuevo electrodoméstico sin acudir a su reparación antes. Pero, ¿Y el daño que está medida genera en el medio ambiente?
La obsolescencia programada, se encuentra afectando a todos los sectores, no solo a los electrodomésticos también a la moda. Con esté sistema, las empresas fabricantes consiguen reducir sus costes y garantizar que la demanda de los productos nunca decaiga. Esté sistema, el de la obsolescencia programada va en prejuicio de los consumidores pues el bolsillo de estos se ve afectado. Además, debido a ella existe una explotación excesiva de los recursos naturales así como de la generación de inmensas cantidades de residuos tóxicos para el entorno cuando estos productos se vuelven inservibles. En contra, ha surgió la “alargascencia”, consistiendo en alargar los electrodomésticos hasta el último día.
La bombilla supuso el primer caso de obsolescencia programada del mundo. Cada bombilla podía llegar fácilmente aguantar más de 2500 horas sin romperse pero el sistema decidió que así no sería rentable su fabricaciones entonces empezaron acortar el tiempo de vida útil de este producto. Las bombillas desde entonces se funden, se queman y debemos cambiarla cada pocos días. El mismo ejemplo, siguió el resto de los sectores.
Detrás de la obsolescencia programada existen diferentes causas que la originan como la descatalogación del producto, el fallo de algún elemento estructural del aparato, la ausencia de piezas de repuesto, la incompatibilidad con nueva versión actualizada del producto, el factor psicológico o la fecha de caducidad o de consumo preferente si hablamos de alimentos o medicinas.
Las averías de los electrodomésticos siempre llegan en el peor momento. ¿Quién no ha tenido que reparar un producto cuando no teníamos mucho dinero? ¿Quién no se vio obligado a pedir incluso dinero a un familiar cercano o amigo para que pudiéramos reparar nuestra lavadora, nevera o vitrocerámica entre otras posibles opciones? Las reparaciones, son la solución para alargar los electrodomésticos y cuidar el medio ambiente al mismo tiempo. Bien es cierto que estás pueden acabar convirtiéndose en un quebradero de cabeza si no contamos con un servicio de reparación de confianza. Las reparaciones son una solución útil, eficaz y viable en el tiempo. Algunas de las más comunes para las lavadoras son el presostato lavadora, blocapuertas lavadora o la goma escotilla.
Existen diferentes tipos de reparaciones, todas ellas cambian dependiendo la complejidad del producto. A la hora de reparar un producto como una lavadora debemos contratar a un técnico o una empresa especializada en arreglos que cuente con los certificados oficiales, trabaje específicamente con la propia marca o tenga conocimientos de los diferentes sistemas de los aparatos eléctricos para asegurarnos que la reparación tenga una calidad, eficaz y duradera en el tiempo.
En todos los hogares tenemos algún que otro electrodoméstico. Estos, se han convertido hoy en día en imprescindibles para cualquier persona en su día a día. Algunos de los fallos más comunes a los que nos solemos enfrentar son el mal funcionamiento del motor, problemas con la carga del agua o el centrifugado, acumulación de aire en los radiadores, etc.
