El Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha asegura que la región está preparada para pasar a la fase 1. Durante estas semanas, el Gobierno regional pretende realizar hasta 6.000 PCR diarias.
El Consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, ha expuesto esta mañana que ya ha entregado la documentación pertinente para pasar a la Fase 1 de la desescalada. El Consejero señala que tal documentación es «un fiel reflejo del trabajo llevado a cabo por todos».
El Consejero ha asegurado que la región manchega cumple con los requisitos impuestos por el Ministerio de Sanidad. Entre los indicadores clave se hallan cuestiones como la capacidad asistencial, la reserva de material, la capacidad epidemiológica, la identificación y contención de focos o el plan de actuación en residencias. Esta región es una de las más afectadas en España en cuanto a los centros socio-sanitarios de personas mayores.
Fernández Sanz ha defendido que Castilla-La Mancha pase a la siguiente fase, ya que «tenemos un promedio de casos confirmados negativo, de -12,5 mientras que el nivel de contagios es de 0,5». De igual modo, ha destacado que a día de hoy la región dispone de 2,67 camas de UCI y con 40,84 camas convencionales por 10.000 habitantes. Según el consejero, se trata de «un porcentaje más alto del solicitado por el Ministerio».
Por otra parte, el Consejero de Sanidad he explicado que a partir de ahora solo hablarán de PCR para contabilizar los nuevos casos, tal y como solicita el Ministerio de Sanidad. La fiabilidad de este tipo de pruebas se supone superior a la de los test rápidos. El consejero ha asegurado que Castilla-La Mancha se encuentra en disposición de realizar hasta 6.000 PCR diarios.
Tal y como avanzaba el Gobierno regional la pasada semana, el estudio de seroprevalencia para los profesionales sanitarios ya ha comenzado. De 532 test, 36 han resultado positivos. Esta cifra se suma a los 978 trabajadores sanitarios que aún dan positivo en la región.
Castilla-La Mancha ha propuesto al Gobierno de España algunos posibles cambios en esta desescalada. Entre ellos, el cambio de horarios de los paseos, por motivo del clima, la apertura de hoteles sin zonas comunes, aforos del 30% en bibliotecas o museos o la práctica de turismo activo en grupos de 10 personas. Con todo, insiste en las medidas higiénicas y en la necesidad de guardar la distancia social.
