La vicepresidenta Carmen Calvo se reúne con el número dos del Papa para tratar los casos de pederastia en la Iglesia y la exhumación de Franco
El Gobierno pretende modificar el Código Penal para evitar que los delitos de pederastia prescriban ante la ley. Así se lo comunicó la vicepresidenta, Carmen Calvo, al cardenal Pietro Paronil en su encuentro oficial en el Vaticano del pasado lunes.
En la reunión, Paronil declaró su voluntad por garantizar justicia a las víctimas de abusos por parte de la Iglesia. De este modo, se mostraba a favor de la propuesta de Calvo para que los casos de pederastia no tengan caducidad ante la justicia.
Anteriormente, el Congreso ya había planteado una propuesta a partir de la cual los delitos empezarían a prescribir cuando la víctima tuviera treinta años, pues se consideraba que la víctima habría tenido tiempo de reunir el valor para denunciar. Aun así, vicepresidencia habría decidido ir más allá al sugerir que, en la nueva legislación, este tipo de delitos no caducara nunca.
La inhumación de Franco y otras polémicas
El número dos del Papa y Carmen Calvo aprovecharon su reunión para tratar otros temas que implicaban tanto al Gobierno como al Vaticano. El asunto principal fue la polémica con los familiares de Francisco Franco acerca de la posibilidad del traslado de los restos del caudillo a la cripta de La Almudena.
La postura de la familia del dictador se basa en que no se les puede prohibir depositar los restos de este en la catedral madrileña. Sin embargo, la vicepresidenta aseguró que “los restos de Franco no acabarán en ningún lugar donde pueda ser objeto de homenaje”, garantizando que el Estado usará su poder ejecutivo para evitar que se enaltezca a Franco en cualquier lugar del país. El Gobierno se aferra al artículo 15 de la ley sobre la memoria histórica, que alega que “las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.
Aunque debatieron la situación, el portavoz de la Santa Sede apuntó que “el Vaticano en ningún momento se pronunció sobre el lugar de la inhumación”, aclarando que Pietro Parolin no se oponía a la exhumación si así lo decidían las autoridades, pero en ningún momento se pronunció sobre el lugar de esta.
Así, el Vaticano considera que la decisión final corresponde al Gobierno y a la familia, insistiendo en que es necesario un diálogo entre estos para cerrar la controversia generada.