Artículo homenaje a una de las glorias del periodismo español
El II Premio Nacional Periodismo Deportivo en honor a Manuel Alcántara, una de las mejores voces del periodismo español, cerrará su solicitud de candidaturas el próximo 11 de noviembre y su ganador se decidirá el próximo 31 de diciembre.
Nadie duda que una recompensa de 4.500 euros a dicho premio no es moco de pavo para los tiempos que corren en el mundo del periodismo. Sin embargo, debemos tomar conciencia sobre la importancia de esta fuente de sabiduría y de corazón en el mundo del periodismo.
No solamente destaca porque existe un premio que representa los valores que él utilizó en su pasión, sino porque ensalza la carrera de otros profesionales que surgen como diamantes en una mina infinita.
La primera premiada a este premio fue la joven Laura Marta Loriente, actual redactora de ABC. Su reportaje «El dorsal 261, 50 años después» cuenta la historia de la atleta Kathrine V. Switzer, primera mujer en correr el maratón de Boston de forma oficial en 1967.
Un año antes, esta alemana de nacionalidad estadounidense corrió la misma carrera pero sin dorsal y camuflada porque su solicitud fue rechazada por ser mujer.
Sin duda, la temática y su pluma es merecedora de un galardón como prueba de la impronta dejada por Manuel Alcántara. Sus valores nos permiten aferrarnos a nuestra vocación, y con más razón si purificas tu existencia bajo los chasquidos que producen los dedos al pulsar el teclado.
Además de su pluma, uno se siente entusiasmado al observar cómo llegó al mundo del periodismo. Su corazón quedó enormemente herido al verse obligado a fortalecer su curiosidad presenciando la encarnizada Guerra Civil.
Premio Nacional del Periodismo Deportivo. Fuente: Twitter oficial de la Fundación Manuel Alcántara
Posteriormente, se sintió censurado al estudiar Derecho en contra de su voluntad. A pesar de ello, no dudó en luchar por lo que amaba con toda su alma.
Dio sus primeros pasos en la poesía cuando rebasó la veintena, pero no fue hasta los treinta cuando comenzó a dedicarse al periodismo. No poseía título y aún así, ha escrito durante 60 años de forma ininterrumpida.
Mientras jóvenes millennials descarados se han abierto al mundo de la comunicación gracias a la irrupción de las nuevas tecnologías, él conformaba su proclamación como rector del género articulista con la clásica máquina de escribir y sin Internet.
En principio, su vinculación quedó reducida a los deportes. Sin embargo, finalizó haciéndose un sabio de la agridulce vida. Viajes, poesía y artículos como metáfora del exquisito sabor de los churros matinales.
Su prosa periodística decidió parar el pasado 17 de abril del vigente año. Su legado permanece, pero sobre todo, abre el sueño de todo periodista y/o escritor vocacional: ser nonagenario sin retirarte del mundo del Periodismo. Por lo tanto, ha demostrado que esta labor es vocacional y por tanto, el triunfo en la misma pasa por poner las tres C mágicas:
- Cabeza: ser coherente con lo que se escribe, demostrando que se goza de una formación envidiable
- Corazón: identificar la dirección que toman tus pasiones
- Coraje: capacidad de ir hacia un objetivo ignorando los pensamientos ajenos.