Se acerca la recta final y el FC Barcelona no puede soltar el acelerador.
En febrero comienza la temporada. Además del torneo regular vuelve la Champions con sus correspondientes octavos de final, y la Copa, trofeo que para algunos carece de importancia, cosa que cambia cuando se cruza de por medio el eterno rival. Con los octavos de Champions a la vuelta de la esquina y tres clásicos de por medio (donde se disputarán unas seminfinales del copa del rey) queda inaugurado el verdadero inicio de temporada.
El Barcelona no ha comenzado el mes de febrero como realmente le gustaría. El empate en el Camp Nou frente al Valencia sabe a poco, y no es para menos, ya que el cuadro culé no permite salir muchos puntos de can Barça. Un empate que permite dar un voto de confianza a la afición blanca, que visitará en apenas unos días al cuadro catalán a sabiendas de que se le puede hacer daño en su casa. Con un referente claro, el CF Valencia, el Real Madrid le buscará las cosquillas para sacar un resultado aceptable que le permita acabar la faena en el Santiago Bernabéu.
Prohibido frenar
Ya no hay partidos de trámite. El último pinchazo permite recortar distancias en la clasificación e incomodar un poco más al líder. Febrero se presenta como un mes importante sobretodo a nivel moral. Con tres clásicos de por medio, los equipos pueden salir muy reforzados para afrontar la recta final de la temporada. Sin descuidar la liga, el FC Barcelona deberá dar un golpe sobre la mesa para ratificar su superioridad respecto al Madrid.
Si hay algo más prohibido que frenar, es prohibido caer en octavos. La afición culé se ha mal acostumbrado a la superioridad en los torneos nacionales. Ser el mejor de España no es suficiente. Es momento de acabar con la maldición de cuartos de final en la Champions, y por ende, no se concibe una derrota en octavos.