“Call me by your name” retrata la historia de un amor de verano entre Elio y Oliver. Lo que empieza siendo una película visualmente bonita, acaba llegando a lo más profundo del espectador
Call me by your name nos traslada a los años 80 en un pueblo italiano. Luca Guadagnino, el director de la película, quiere trasmitir de una manera un tanto especial los sentimientos que rebosan en nosotros cuando nos enamoramos por primera vez. Logrará esto a través de Elio (Timothée Chalamet) un joven de diciecisite años que experimenta lo que es el amor gracias a Oliver (Armie Hammer), un universitario que pasará el verano viviendo en su casa.
Podemos definir este amor de verano como algo predicible. Aún así, el espectador espera deseoso el momento en el que Elio y Oliver resuelvan la tensión que existente entre ambos. Para ellos, la edad no importa, ni tampoco quienes les rodeaban, ni su vida más allá de ese pueblo de la costa italiana.
Call me by your name empieza siendo una película muy pausada en la que destaca la estética que rodea a los personajes. Durante los primeros cuartos del film la trama se desarrolla de manera lenta, llegando a pasar desapercibida. El momento en el que la película rompe se produce en el espectador un cambio de perspectiva. Este comienza a estar más implicado, incluso puede verse muy refeljado en lo que están viviendo los personajes.
Con esta película, a través la historia de Elio y Oliver, se nos quiere trasladar a nuestro primer amor, que siempre quedará en nosotros. Esto se se refleja en la última escena, en la que Elio mirando al fuego asume que no ha podido superar ese amor de verano, ese primer amor. Escena sencilla y muy sutil en la que Luca llega a lo más profundo del espectador, incluso provoca la caída de alguna lágrima.