El talent show culinario continúa dando muestras de desvanecimiento
La expulsión de Saray y su carácter barriobajero en las redes sociales durante el último programa retratan el rumbo que está cogiendo MasterChef durante la vigente edición.
Para colmo, los internautas han llevado la pelota hacia la modalidad de las pruebas y la naturalidad de una convivencia. Las críticas hacia Michael y la prueba de eliminación basadas en que los delantales negros cocinaran para los aspirantes hacia la eliminación no dejó indiferente a nadie.
Te vamos a querer siempre @FidelMChef8 https://t.co/5KB3O2GWnE #MasterChef pic.twitter.com/SKZUhgd1nf
— MasterChef (@MasterChef_es) May 11, 2020
Está claro que las redes sociales se han convertido en la democratización por excelencia de la opinión pública. Pero su carácter masivo está alterando su esencia de sabor. La falta de comprensión hacia los motivos por las críticas que recibió Michael y no comprender la versatilidad de pruebas en el programa a la hora de poner a prueba a los aspirantes.
Fidel fue la nueva víctima. Su nobleza al haber anunciado su expulsión. Por otro lado, as muestras de agradecimiento en redes sociales denota como el amor por la victoria es el principal pin de oro que se ganó José Mari.
Por otra parte, la organización del programa tiene un delantal negro por un uso del marketing de dudosa viabilidad. Si Saray y Willy Bárcenas habían dado muestras de la cuestionable objetividad de selección, una antigua fotografía sobre Juana deja evidencias de semejante problemática. En dicha fotografía aparecía Huga Rey estilista de MasterChef y a su vez, hermana de Macarena Rey, CEO de Iberia Shine, productora del programa de TVE.
Es cierto que el talento de Juana en el arte culinario está fuera de toda duda. Pero las casualidades no existen y resultan peligrosas para poner en entredicho una de las joyas televisivas en la actualidad. Solo queda esperar a que el jurado no opte por llevar a MasterChef a una eliminación en plena remontada mediática de RTVE.