La empresa estadounidense publicado los avanzados rasgos su nueva gama de consolas con importantes mejoras.
Microsoft ha lanzado ya las características esenciales que tendrá su futura consola. La Xbox Series X pretende ser la precursora de la novena generación del mundo de videojuegos con unas propiedades nunca vistas en ninguna plataforma. ¿Podrá llegar a dominar en la cantidad de ventas y quitarle la hegemonía a la PlayStation de Sony?
La nueva Xbox tendrá la mejor CPU hasta la fecha. La Unidad Central de Procesamiento («la máquina» para los más aficionados) tendrá ocho núcleos a 3,8 GHz basados en la nueva arquitectura Zen 2. De todos ellos, siete irán destinados únicamente a los juegos y su proceso. Respecto al GPU, 12 teraflops y 1’825 GHz hacen que tengamos experiencia similar a la de un buen ordenador gamer. Si a todo esto le sumamos el desarrollo visual en 4K UHD y 120 FPS nos sale un ‘pepino’ de consola.
Sobre la memoria no hay una gran evolución respecto a la generación anterior. El almacenamiento interno se compondrá inicialmente de 1TB de memoria, con la posibilidad de expandirlo con otra externa de la misma capacidad. Lo más destacable en este aspecto es la inclusión de los nuevos discos SSD. Esto permite que las tasas de transferencia sean absolutamente brutales, haciendo las cargas instantáneas.
NO TODO IBA A SER PERFECTO
Pese a ello, no acaba de agradar a los fanáticos de la marca el diseño físico de la consola. La forma de torre no cuaja entre la crítica y los gamers, que la comparan con una torre de ordenador. La disposición del ventilador en la parte superior es una novedad que hace pionera a Microsoft en esta característica. De esta manera se consigue un menor recalentamiento de la consola.
Muy bien lo tienen que hacer las compañías rivales para poder superar las sobresalientes impresiones que nos dejará esta Xbox. Un hardware y software excelente que lo mejora la disponibilidad de jugar con juegos de antiguas generaciones hace que sea una plataforma sobresaliente. Únicamente falta que le acompañen los títulos y, sobretodo, el precio de lanzamiento. Aún así, es la fórmula perfecta de una consola que pasará a la historia.