El tercer episodio nos ha traído de vuelta a dos personajes muy especiales en la mitología de la serie: Amelia Folch y Federico García Lorca.
Lamentablemente para la primera, su episódico regreso solo ha servido para recordarnos lo aburrido que era su enamoramiento con Julián (Rodolfo Sancho). Uno de los encantos del personaje radicaba en que poseía las únicas neuronas del equipo original, ya que sus compañeros se asemejaban a dos fuerzas impulsivas que desencadenaban muchas veces la trama o momento cómicos; y esta pequeña aparición no le ha hecho justicia. Lo último que vemos de ella es su consagración como interés amoroso de uno de los protagonistas. Aun así, es mejor poco que nada y esperaremos pacientemente a que Aura Garrido nos regale otro cameo.
Y pese a lo prometedor que comenzaba el episodio, la trama se desarrolla de una forma un poco insulsa y que impide hacer lucir todo el talento que tiene la actriz Rachel Lascar, que, a pesar de todo, interpreta a una María Tudor magnifica. La aventura nos presenta a una monarca solitaria, pero de buen corazón, sin ningún amigo en la corte, con una familia peligrosa y con la responsabilidad de gestar un heredero para asegurarse el trono de Inglaterra. También es una mujer de mente fría y que no duda ni un instante en quitar de en medio a los anglicanos del país y a su hermana pequeña, Isabel I. Estos matices la convierten en el mejor personaje del episodio.
Son, sin embargo, los últimos momentos del episodio los que han tocado el corazón de los espectadores y se han vuelto virales. Tal y como hizo en su día la serie británica Doctor Who con Van Gogh y el mismísimo ministerio con Cervantes en la temporada dos, Julián decide llevar a Lorca a un tablao granadino para que oiga a Camarón cantar su poema La leyenda del tiempo, el cual al oírlo exclama:
«¡Ese es mi poema! ¿Tanto tiempo después España se acuerda de mí? Entonces, he ganado yo, no ellos. Dejemos las cosas como están».
No sabemos si este pensamiento lo hubiera compartido el verdadero dramaturgo, pero la frase pronunciada por el actor Ángel Ruiz, ha provocado la ternura del público y una avalancha de amor en internet.
Esta cuarta temporada prometía una nueva oportunidad para renovarse y crecer. Por ahora hemos podido ver un pronunciado cambio de tono, con tramas más sombrías y alejadas de la ligereza que tan bien le sentaba a la serie en temporadas anteriores.