Wall Street respira tras la caída libre del lunes negro, las acciones de las 30 compañías industriales más importantes de Estados Unidos (índice Dow Jones) experimentaron un descenso del 7,8%. El desplome del S&P 500, índice bursátil que recopila las 500 empresas más grandes de América, en un 7,6% afectó a 11 sectores empresariales, sobre todo al energético que se hundió en un 20%.
15 minutos de parálisis marcaron la Bolsa de Nueva York, se detuvieron las cotizaciones como respuesta a la brusca caída de las acciones que componen sus principales selectivos. El parón tuvo como objetivo dar tiempo a los inversores para tomar decisiones y para evitar las ventas por pánico. El batacazo fue comparable al que sufrió la bolsa en 2008 con la crisis financiera y la quiebra de Lehman Brothers.
Donald Trump ha anunciado alivios fiscales en las nóminas de los trabajadores, ayudas a los empleados que cobran por hora y una batería de medidas fiscales para paliar los efectos del coronavirus en las empresas estadounidenses. El resultado ha sido inmediato, el Dow Jones sube un 3,6% y el S&P 500 un 3,5%.
El derrumbe de Wall Street se produjo por dos factores: la guerra de los precios del petróleo y el temor al coronavirus. Los inversores se sienten incapaces de medir el impacto económico que supondrá la expansión global de la enfermedad. A esto se le suma el ‘mano a mano’ entre los principales productores de petróleo a nivel mundial, Arabia Saudí y Rusia. Este conflicto provocó el mayor descenso del precio del crudo en 29 años. La negativa de Rusia a reducir la producción 1,5 millones de barriles diarios hace que Arabia Saudí se ‘remangue’ para presionar a Vladímir Putin buscando una sobreproducción que hunda los precios en el mercado.
La frágil recuperación de la bolsa de Nueva York no se refleja en España. El Ibex 35 sufre su quinta sesión consecutiva de pérdidas tras un desplome del 3,21%, acumulando una caída global superior al 25% en las últimas dos semanas. La bolsa española está sujeta a una gran volatilidad. Los sectores más afectados son la banca, los transportes y el turismo.