Tras las elecciones, ya se han producido los primeros contactos. Vamos a hacer un análisis de uno de los puntos más importantes, el liderazgo de la derecha.
Las pasadas elecciones generales dieron lugar a un panorama inédito. La derecha española, que había tenido un representante principal, el Partido Popular, se veía dividida en tres. Al tradicional liderazgo popular se sumaba la fuerza emergente de Ciudadanos y la aparición estelar de VOX. El resultado de esta división electoral, al contrario de lo que planearon los dirigentes de los tres partidos, les perjudicó bastante, y la derecha decreció. Ahora, la pregunta fundamental es ver quien liderará la fuerza conservadora, lo que en la práctica le dará el papel de líder de la oposición. Para ello, es necesario hacer un análisis en profundidad,
La división de la derecha en tres opciones era algo histórico en este país. VOX, PP y Ciudadanos se disputaban los votantes, pero en el fondo se eran realmente necesarios para desalojar a los socialistas de la Moncloa. Pero el foco de interés era ver quien lideraría esta familia ideológica.
El análisis del liderazgo de la derecha pasa por observar a sus líderes
Para ello, ambos tres partidos usaron sus armas: mítines, entrevistas, debates…El PP tuvo claro que su adversario sería VOX: para ello, realizó propuestas muy conservadoras, dedicadas a restarle votos a la formación de ultraderecha. Sin embargo, Ciudadanos se presentó como la fuerza centrista, de gobierno y responsable. En los debates, tanto Albert Rivera como Pablo Casado se reprocharon errores, y este fue el foco de sus ataques. No obstante, Rivera atacó con dureza al presidente del gobierno, y se erigía en el papel de oposición responsable.
Los resultados sonrieron a Ciudadanos. Los naranjas duplicaron sus escaños, mientras que el PP caía con fuerza y Vox entraba con mucha menos fuerza de la esperada. Comenzaba la batalla por el liderazgo.
Pablo Casado fue el peor parado. Con 66 escaños, era la primera fuerza de derechas, pero debía demostrar su liderazgo. Los pobres resultados electorales podrían hacer peligrar su mandato al frente del PP, pero inmediatamente su organización cerró filas con respecto a él. El palentino fue el primero en visitar a Sánchez, y le exigió al Presidente que su investidura no dependiese de los independentistas. Además, le ofreció su apoyo para una eventual aplicación del 155. Normalizaban así las relaciones, pero Casado le confirmaba lo obvio a Sánchez: No facilitará su investidura.
Albert Rivera tiene una actitud más decidida que Pablo Casado
Albert Rivera, por su parte, fue con otra actitud a la reunión en Moncloa. Su posición es mucho más cómoda. Con 57 escaños y teniendo al PP muy cerca, podría erigirse como oposición. Uno de los primeros obstáculos fueron los rumores de pacto con el PSOE, puesto que sumaban para una investidura. Inmediatamente, salieron al paso a desmentir este hecho, y confirmando que prestarán apoyo en temas de estado, pero no facilitarán un nuevo Gobierno. El líder de Ciudadanos llegó a Moncloa con una actitud más decidida y se presentó ante Pedro Sánchez como líder de la oposición. Rivera liderará, según sus propias palabras, una oposición firme, vigilando muy de cerca al posible gobierno PSOE-Unidos Podemos. Además le confirmó al Presidente que quería liderar la derecha ante el posible desmoronamiento popular.
Poco a poco, las fichas del tablero se van moviendo. El siguiente asalto de este combate lo veremos el 26 de Mayo. Casado ha fijado esa fecha como su segunda vuelta, a la espera de mejorar resultados. Rivera podría reeditar alguno de los pactos que llevaron a los socialistas a la presidencia de varias comunidades autónomas. Estos pactos en ningún caso serán extrapolables al nivel nacional.
Este análisis será complejo y se irá aclarando con el paso del tiempo. No obstante, uno de los principales puntos a atender a lo largo de estos meses de formación de gobierno y pactos postelectorales será la actitud de sus líderes, que determinarán la seguridad con la que ambos cuenten.