La embajada española ha izado la bandera arcoiris con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia
El pasado viernes, la embajada española izó la bandera que representa al colectivo LGTBI en el Líbano, país que mantiene una ley para castigar las relaciones «contra natura» usada para perseguir y discriminar a homosexuales. Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, España apostó por la valentía y el coraje en una cuestión de defensa de los derechos humanos.
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en la dignidad y derechos. No importa quién eres o a quién amas: la justicia y la protección deben aplicarse a todos», «Pero en todo el mundo, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) se enfrentan a la discriminación y violencia», añadió el pasado viernes la Embajada en su cuenta oficial de Twitter, mostrando, además, la foto de la bandera arcoíris junto a la de España, ondeando al unísono.
El movimiento LGBTI en Líbano reclama los derechos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y recuerda que la libertad, la justicia social, la igualdad de todos los ciudadanos y la no discriminación aparecen recogidos en el preámbulo de la Constitución libanesa. El movimiento ha tomado cuerpo en forma de plataforma colaborativa “contra el odio y la discriminación” y aboga por una dialéctica de no agresión basada en iniciativas de concienciación social así como en la promoción de la dignidad y la autoafirmación de todas las personas.
Los activistas en el Líbano luchan para abolir el artículo 534 del código penal libanés que persigue las conductas consentidas del mismo sexo y supuestamente «contrarias al orden de la naturaleza» que pueden ocasionar penas de prisión de hasta un año. Esta ley es una reliquia colonial impuesta durante el mandato francés a principios del siglo XX.
Mujeres transgénero, homosexuales y refugiados sirios han sido perseguidos y encarcelados; hechos amparados por una ley que criminaliza las relaciones «contra natura», que ha sido usada durante años para perseguir a grupos vulnerables en el país mediterráneo.
