Gritos, faltas de respeto y un “todos contra Illa” generalizado en el debate de la Sexta

El debate sobre las elecciones catalanas terminó en la noche de ayer entre gritos, faltas de respeto y un “todos contra Illa” generalizado en La Sexta.

Fueron numerosas las ocasiones en las que Ana Pastor, presentadora del debate en La Sexta, aludió en numerosas ocasiones a la falta de profesionalidad política y respeto por parte de los candidatos que se presentaron en el plató. “¿Podemos evitar un debate que a la gente no le produzca rechazo?”, preguntó en numerosas ocasiones Pastor, quien ayer tuvo que soportar mas de la cuenta.

Tan estridente y estrepitoso resultó el debate protagonizado por los políticos de nuestro país ayer por la noche, que hasta se llegaron a acusar mutuamente de entre ellos. “Fascista”, “delincuente” y “homófobo”, fueron algunos de los numerosos puñales verbales que los candidatos se lanzaron entre ellos, en una macedonia de rechazos y elevaciones de tono.

“¡Victimista!”, le insultaron a Ignacio Garriga Vaz de Concicao  al mencionar la muerte de su madre y su abuela por coronavirus. Lejos de retrotraerse, el discípulo de Abascal agarraba el “fascista” y lo lanzaba de vuelta contra los candidatos de Junts y ERC, Laura Borrás y Pere Aragonès. Todos contra todos.

Dos horas de eterna discusión que paralizaban y entorpecían continuamente las propuestas de Salvador Illa, en representación del PSC, y las llamadas a la paz por parte de Alejandro Fernández, del PP. Todo fue en vano y, en lo que al criterio respecta, en un continuo aumento.

El debate mantuvo principalmente a Illa como diana al blanco, contra la que dispararon flechas envenenadas todos los partidos, menos Podemos, a fin de encontrar respuesta a porqué Illa había entrado en escena sin hacerse la famosa PCR, y a pesar de haber sido durante tanto tiempo Ministro de Sanidad. 

Asimismo, Carlos Carrizosa, de CS, Laura Borràs, invitaron al exministro a ponerse la mascarilla e incluso le emplazaron a abandonar el plató, como si de un infestado se tratase. A lo que Illa respondió en su tono calmado y conocido que “el protocolo sólo aconseja esa prueba a quienes presentan síntomas o han mantenido contacto estrecho con un positivo. No es mi caso. El otro día, en TVE, debatimos en estas mismas condiciones y sin PCR de por medio. ¿No fue seguro?”.

Y lo cierto es que el asunto de la mascar-Illa centró buena parte del primer bloque. Tanto es así que hasta el candidato de PSC decía con gesto serio, y en un intento de pseudorescate por el exministro: «El todos contra Illa ha degenerado en el contra Illa todo vale, incluso la calumnia”. Vergüenza sentían numerosos espectadores a estas alturas del debate.

Laura Borràs, llegó a definirles a todos como “¡Jauría humana!”, en la que quizá fuera su única intervención afinada durante la noche. 

“¡Me han quitado el sonido!”, espetó cuando Carrizosa le recordó sus cuentas pendientes con la Justicia. A lo que Ana Pastor respondió en nombre del programa: «¡Oiga, que a usted no le han quitado nada!».

Por su parte, Garriga, demasiado confiado, le volvió a culpar de la muerte de 80.000 compatriotas, como si su gestión al frente de Sanidad -en cierto modo mejorable y lejos de la improvisación de los últimos meses-, fuera el sinónimo de un alevoso asesinato.

La solidaridad frente a las pedradas del separatismo fue el único nexo entre PP-Cs-PSC-Vox. Todos se solidarizaron con Garriga por los ataques sufridos durante el debate. No obstante, conviene destacar que ni uno solo de los candidatos separatistas apostó por la declaración unilateral de independencia. Tanto ruido y tan pocas nueces.

La mejor definición del debate la dio Jéssica Albiach, de Podemos, a las puertas del final del debate: “Es que nos enredamos, ¡nos enredamos!”