El PP (Partido Popular) se encuentra de nuevo en una encrucijada a causa del anuncio de disolución definitiva de la banda terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna). El próximo viernes 4 de mayo, según el anuncio oficial de ETA, se prevé que se lleve a cabo la desaparición que tantas víctimas y agentes de la sociedad civil demandan desde hace décadas.
Para el PP, ETA siempre ha sido parte de su talón de Aquiles, sobre todo en Euskadi, donde debido a su política en contra del diálogo y el entendimiento con otras fuerzas han desembocado en una pérdida constante y notable de votos en dos de las provincias donde el terrorismo más se dejó notar en sus peores años, Gipuzkoa y Bizkaia. Sin embargo, Álava siempre fue el feudo en el que escudarse para los populares. Allí eran vistos como la única fuerza capaz de plantar cara a los terroristas sin miedo al qué dirán.
Un ‘No’ al entendimiento
La dirección nacional del PP hoy mismo ha confirmado su enrocamiento en su posición negativa frente a un entendimiento de las partes, según su vicesecretario general de comunicación, Pablo Casado, ETA »no tuvo ni va a tener ninguna contrapartida» por dejar de matar.
En otros compases hemos visto moverse al portavoz del PP en el Parlamento Vasco, Borja Sémper, considerado una de las áreas más proclives al diálogo dentro del PP ha reconocido que la interlocución debe estar sobre la mesa en cuanto a la política de dispersión de los presos etarras se refiere.
Éstos rezaban la semana pasada en un comunicado publicado en los diarios Gara y Berria

Muro con la insignia de ETA en Altsasua | Imagen: wikipedia.org
»ETA quiere reconocer mediate esta declaración el daño que ha causado en el trascurso de su trayectoria armada, así como mostrar su compromiso con la superación definitiva de las consecuencias del conflicto con la no repetición (…) Un sufrimiento desmedido. ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor».
El PP, por su parte, ha terminado diciendo que tiene un compromiso hermético con las víctimas después de que haya pedido perdón de esta forma »indignante y humillante».
»No va a tener ningún tipo de cesión» enfatizaba Casado al finalizar la rueda de prensa en la sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid.
Una doble vara de medir
Casado terminaba su intervención aclarando que no cederán en nada ya que desde el PP y se reclama memoria, dignidad y justicia para las víctimas pues »son el pilar de la democracia española y, si me permiten, también de este partido».
Estas declaraciones chocan con la posición negativa que el PP viene defendiendo durante décadas frente a la Ley de Memoria Histórica, votando en contra de cualquier proposición de ley o medida que suponga devolver la dignidad a las víctimas, en este caso no de ETA, sino de un periodo anterior, y a la par coincidente en el tiempo como fue la dictadura franquista.
El PP no parece extrapolar sus argumentos a situaciones que, pese a que puedan parecer muy diferentes, en el fondo, en la base de todo ello, no lo son tanto, dando a entender que la dignidad de unas víctimas está por encima de otras.