El PP piensa en unas próximas elecciones y registra “España Suma” como marca electoral, así como los referentes a cada comunidad autónoma. Esta medida parece un guiño a repetir el modelo llevado a cabo en Navarra, donde Ciudadanos, UPN y PP confluyeron en “Navarra Suma” ganando las elecciones.
“Un todo es más fuerte que la suma de sus partes” sentenciaba así el filósofo griego Aristóteles. Pablo Casado parece haber tomado el mismo camino que Alejandro Magno, y haber tomado al Astigirita como maestro. Y todo esto, aunque el cuerpo eclesiástico haya tenido al filósofo en las sombras durante largo tiempo.
De esta forma, el Partido Popular ha puesto en el día de hoy en práctica las enseñanzas del discípulo de Platón. La puesta en escena ha supuesto dar un paso abismal para lograr la confluencia del centro derecha en España. Se ha dispuesto la orden de registrar tanto el nombre de “ESPAÑA SUMA”, como el de los correspondientes a las comunidades autónomas. Esto supone un intento de trasladar la marca electoral en Navarra. Allí, en las últimas elecciones autonómicas, Ciudadanos, PP y UPN procedieron a presentarse conjuntamente, logrando la victoria en las urnas. Las matemáticas, sin embargo, empujaron al PSN a liderar el gobierno autonómico con diferentes pactos, dejando fuera del gabinete a Navarra Suma.
Pero este precedente puede marcar época. A pesar de no haber conseguido el gobierno, la victoria en las elecciones navarras con la marca conjunta parece haber inspirado a Pablo Casado. Aunque esta mañana el Secretario del Partido Popular, Teodoro García, se ha pronunciado en contra de la existencia de un pacto acordado, afirmando que “si hay un partido que sume es el Partido Popular”. La vaguedad de sus palabras alienta a pensar que si es cierto que no hay un acuerdo firmado, al menos se está negociando.
La línea de ruptura parece pasar por Santiago Abascal y los suyos. Mientras que en el Partido Popular ven a VOX como un actor necesario en la suma, Ciudadanos no se resigna sentarse con ellos y mucho menos confluir electoralmente. El problema de Ciudadanos es el de un país donde el centro nunca existió ni sigue sin existir. En España, Ciudadanos es un partido donde conviven dos familias políticas, el centro-derecha y centro-izquierda. A pesar del liderazgo que hoy ejerce la línea derechista en Ciudadanos, la línea izquierdista se niega a acatar la estrategia de mando. Tal amenaza se materializa con la intención de paralizar el órgano de dirección del partido: el «Comité Permanente». La confluencia pasa por cerrar filas en Ciudadanos respecto al «Comité Permanente» y sus decisiones.
La única que se contempla desde los órganos de dirección como estrategia plausible y posible es la unificación de las fuerzas de derecha en España. Esto puede ocasionar cierta erosión en el electorado de Ciudadanos. Para el Partido Popular es cuestión de vida o muerte. Para Ciudadanos, es cuestión de no caer en la irrelevancia política. De todas formas, cualquiera de sus votantes estaría de acuerdo en la necesidad de arrebatar el gobierno a los de Pedro Sánchez.
Para los socialistas, la unificación del voto en la derecha parece ser una preocupación, aunque se antoja aún lejana. Los últimos resultados electorales del centro derecha no han sido malos. Pero fruto de la fragmentación del voto en tres facciones diferenciadas, la derecha ha sufrido un descalabro electoral tras otro. La supervivencia pasa por la unificación, de eso no hay dudas, y es a simple vista una jugada inteligente. Sólo así podrán compensar la aglutinación del voto de centro izquierda e izquierda que está llevando a cabo Pedro Sánchez.
Desde luego, una vez fuera del candelero político la crisis catalana, Pedro Sánchez brilla con luz propia. Mucho tendrán que esforzarse los pretendientes a la Moncloa para apagar esta edad de oro que está viviendo el PSOE actualmente.
