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El terror de las mujeres afganas ante el fin de sus derechos

Las mujeres afganas viven con incertidumbre y temor la situación a la que podrían enfrentarse tras la toma del poder por los talibán.

La situación que atraviesa Afganistán es de tremenda dificultad. En algo más de diez días, los talibanes reconquistaron las principales capitales de provincia del país, aprovechando la retirada de las tropas internacionales, que apoyaban al ejército del país. Durante el domingo, 15 de agosto, los talibanes cercaban Kabul, la capital, e iniciaban negociaciones con el gobierno encabezado por Ashraf Ghani, con el objetivo de lograr una transición pacífica de poderes. Finalmente, Ghani abandonaba el país y los talibanes volvían al poder 20 años después. Sin embargo, ahora se abre un período muy complejo, en el que las mujeres afganas tienen especial miedo.

Los talibanes, que ya se encuentran en el poder, defienden una interpretación integrista y conservadora de la religión islámica, que se transfiere a las leyes. Dicha interpretación vulnera los Derechos Humanos, especialmente, de las mujeres. Tras su expulsión del poder por tropas estadounidenses hace 20 años, las mujeres han ido, poco a poco, reconquistando derechos. Estos derechos eran trabajar, acudir a la Universidad, ocupar cargos de responsabilidad… El ascenso de los talibanes hace peligrar estos avances y, por ello lo miran con temor e inquietud.

Las mujeres afganas han sido protagonistas en el primer día de gobierno talibán

Durante estos días, se han hecho virales dos instantes. En primer lugar, el tapado del escaparate de una tienda de vestidos de novia, donde aparecían fotos de mujeres afganas sin burka. Aunque no había orden oficial de tapar las imágenes de las mujeres, se hizo por miedo a la reacción de los talibanes si descubrían las fotografías.

(Imagen: @LNajafizada)

En segundo lugar, Clarissa Ward, la reportera de la CNN en Afganistán, que durante el domingo informaba con la cara al descubierto y su ropa habitual, durante este lunes lo hacía cubierta con un niqab que solo dejaba al descubierto sus ojos. Durante un momento de su transmisión, un grupo de hombres pasa a su lado y ella se aparta, declarando posteriormente que «me acaban de decir que me quede a un lado porque soy mujer». Además, explicó que, por las calles, prácticamente solo se veían talibanes y que había «muchisimas menos mujeres» que de costumbre.

Las mujeres afganas pueden vivir un retroceso de sus derechos

Y es que, al ver las imágenes en televisión de la toma de poder de los talibanes, muchas mujeres afganas recordarían lo que sucedía 20 décadas antes. Una de las principales medidas de los talibanes sería obligar al uso del burka, porque, según sus creencias, «el rostro de una mujer es una fuente de corrupción», según uno de sus portavoces. Estas no pueden salir a la calle sin esta vestimenta que solo deja ver sus ojos.

Las mujeres afganas abandonan su independencia para ser dependientes de los varones de su familia. No pueden salir de sus casas a realizar sus actividades diarias sin el acompañamiento de un ‘mahram’ (pariente cercano: padre, hijo, hermano…), ya que no pueden caminar solas. Su movilidad queda muy reducida (prohibición del uso de taxis, motos o bicicletas, por ejemplo) e, incluso, hay líneas de autobuses que separan a mujeres y hombres.

La educación queda absolutamente prohibida para ellas. Las niñas no pueden ir a los colegios, y las mujeres tienen prohibido el acceso a la universidad. Por ello, organizan redes clandestinas de educación y formación, cuyos docentes y asistentes se enfrentan a castigos muy graves si son descubiertos. En términos de salud, queda estrictamente prohibido que sean atendidas por médicos varones, pues eso implicaría tocar el cuerpo de una mujer. Relacionado con este ámbito, tienen prohibido practicar deporte o acudir a baños públicos.

Las mujeres sufren el riesgo de volver a ser ocultadas

La ocultación de las mujeres, dentro de la legislación que los talibanes quieren imponer, llega hasta límites insospechados. No pueden asomarse a los balcones o ventanas para no ser vistas, ni ser fotografiadas o filmadas. Además, tampoco pueden hablar en voz alta o reírse en público, porque ningún extraño debe escuchar la voz de una mujer. Los tacones también quedan prohibidos, ya que alegan ‘excitación’ al escuchar su ruido.

Los castigos para las mujeres que incumplen estas normas se realizan en público, con estadios llenos, para ‘dar ejemplo’. Entre los múltiples castigos, se encuentran los latigazos, las mutilaciones, lapidaciones, torturas y fusilamientos.

España ya ha mostrado su apoyo a las mujeres

Desde España se ha lanzado un comunicado de apoyo a las mujeres afganas. Está firmado por las periodistas Gabriela Cañas, presidenta de la Agencia EFE, Soledad Gallego-Díaz, Rosa Montero y Maruja Torres, y está redactado en castellano, inglés y francés. En dicho comunicado, se pide a la Comunidad Internacional que mantenga las fronteras abiertas de Afganistán para que todas las personas que quieran huir «puedan hacerlo en unas mínimas condiciones de seguridad».

Especialmente, el punto tres afirma que es necesario que la Comunidad Internacional «preste una atención preferente a las mujeres en especial situación de riesgo, sea por haber desempeñado tareas profesionales prohibidas por los talibanes, asistido a escuelas y universidades, conducido su vida al margen de una moral fanática o cualesquiera otros motivos»

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, ofrece 25 plazas -ampliable hasta 100- para acoger a mujeres afganas activistas o colaboradoras con el Ejército Español. Por su parte, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, ha ofrecido al Ministerio de Inclusión Social y Migraciones unas 50 plazas iniciales para mujeres y niñas que hayan huido de Afganistán. Aunque ha querido apuntar que que «son los estados los que deben establecer corredores seguros para que puedan llegar cuanto antes»

La flagrante violación de Derechos Humanos a la que se enfrentan mujeres y niñas choca de frente con la inacción de la Comunidad Internacional. EEUU anunció que retirará sus tropas del país porque ‘no es su guerra’, aunque ha afirmado que seguirán ‘alzando la voz por los derechos básicos del pueblo afgano, de las mujeres y las niñas’. A estas horas, ONU Mujeres aún no se ha pronunciado, siendo el organismo competente de las Naciones Unidas en materia de género.

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