El 25 de octubre en el pleno del Parlamento Europeo se aprobó la ilegalización de asociaciones o fundaciones que hicieran apología del fascismo
El Parlamento europeo, además «insta a los Estados miembros a luchar contra las organizaciones que propaguen discursos de odio y violencia en espacios públicos y […] a prohibir efectivamente los grupos neofascistas y neonazis y cualquier otra fundación o asociación que exalte y glorifique el nazismo y el fascismo respetando el orden jurídico nacional y las jurisdicciones nacionales».
La resolución, cuyas enmiendas, parecidas a las del caso español, impulsadas por Podemos a través del GUE; y de BNG a través de Verdes/EFA, ha tenido el apoyo de 355 votos a favor frente a 90 en contra y 39 abstenciones. Cabe destacar que todos los partidos políticos españoles han votado a favor del texto, donde se pide a los gobiernos de la Unión Europea (UE) ayuda para «condenar y sancionar con dureza los delitos de odio» o que se tomen «medidas suplementarias» para controlar el aumento de los discursos fascistas y su normalización.
En la resolución de la Eurocámara se muestra la preocupación por el aumento de las agresiones y violencia neofascista a cargos públicos europeos perpetrados por grupos de ultras. El caso más reciente sería el sufrido por la eurodiputada, de origen italiano, Eleonora Forenza y su asistente por Casa Pound, intentando así coaccionar a la Comisión Europea a tomar unas decisiones concretas.
Este tipo de problema también se ha registrado en España como muestra una de las ponentes del texto. La eurodiputada del BNG Ana Miranda, quien durante las negociaciones del mismo intentó que fuera un caso condenable la denuncia que la familia Franco puso contra un grupo de activistas que, pacíficamente, ocuparon el Pazo de Meirás en agosto de 2017 reclamando su devolución al pueblo gallego.
En una rueda de prensa, previa al voto, Miranda destacó la importancia que tenía la resolución para ilegitimar fundaciones como la de Francisco Franco ya que como -dijo- » es una anormalidad democrática en la UE, donde sería imposible que en 2018 existiera una fundación Hitler o Mussolini».