La oposición apunta a un acercamiento con el Ejecutivo como medida paliativa contra grupos nacionalistas.
Tocaba aprobar el quinto aplazamiento del Estado de Alarma. Para ello, PSOE acordó con Podemos y Bildu la derogación íntegra de la reforma laboral impuesta por el último Ejecutivo popular para paliar la crisis. Sin embargo, Nadia Calviño, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, tomó cartas en el asunto para paralizar tal medida. Su argumento principal fue que su derogación podría contribuir en la pérdida de ayudas por parte de la Unión Europea.
Además, Bruselas exigió incentivos a los pactos por parte de las principales fuerzas políticas españolas. En estas circunstancias, la formación liberal, Ciudadanos, se ha perfilado como uno de los partidos que mayor índice de popularidad ha adquirido durante estos meses de pandemia.
Europa debe dar una respuesta a la altura de la crisis del #COVID19 y debe hacerlo rápido. La propuesta de la @EU_Commission, que hoy debatimos en el #EUCO, es un punto de partida, pero debemos alcanzar un acuerdo pronto. Cuanto más tiempo perdamos, más profunda será la recesión.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) June 19, 2020
Gracias al lema de «mano tendida pero exigente», la oposición se está mostrando más abierta al diálogo. La formación naranja ha apostado por aceptar las últimas aprobaciones del Ejecutivo para ampliar el Estado de alarma. Sin embargo, exige unas cuentas razonables que rechacen toda medida basada en el gasto ineficaz e incentive la creación de empleo.
Este giro de políticas lo ha interiorizado el Partido Popular. El principal partido de la oposición ha visto cómo ha quedado disminuida su intención de voto durante este último mes. Por lo tanto, el acuerdo comienza a luchar ante el duelo dialéctico impuesto por las fuerzas políticas de turno.
Para empezar, la formación de centro-derecha ha dado guiños al acuerdo. Para empezar, la formación liderada por Pablo Casado votó a favor del Ingreso Mínimo Vital. Sin embargo, pesos pesados del partido derechista han pedido rigor en su puesta en escena. Un pacto por la sanidad; una comisión en el Senado para coordinar las políticas sociales; un plan de reactivación económica similar al puesto en marcha en Alemania y una oficina de atención a las víctimas son algunas de las medidas propuestas.
Todo parece entrever que se ha dado un paso al frente hacia la unidad. Pero todavía quedan flecos pendientes. El Presidente sigue acentuando el concepto de «ultraderecha» al panorama conservador del país. La confrontación ente la popular Cayetana Álvarez de Toledo y la vicepresidenta Carmen Calvo sobre el café de la discordia deja entrever que aún queda mucho por hacer.
Nos encontramos ante una oportunidad de oro para asentar las bases del futuro. Si la crisis anterior dejó evidencias de la necesidad de unas bases de estabilidad presupuestaria, esta pandemia da muestras de la importancia de los pactos en los dos principales bloques políticos.