El miércoles el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), aprobó un plan de emergencia de 750 billones de euros para hacer frente a la crisis del coronavirus.
En esta crisis de incertidumbre económica y contagios que ha propiciado el virus que surgió a finales del pasado diciembre en la ciudad china de Wuhan, el BCE lanzó este miércoles un programa de compra de activos públicos y privados denominado Pandemic Emergency Purchase Program (PEPP). Este, con un alcance de 750 billones, estará activo hasta finales de este año, según ha anunciado el organismo.
Su aplicación se hará de forma proporcional y dependerá de las complicaciones y el tamaño que presente cada economía, lo que implica que puede comprar más activos de países que presenten un cuadro de mayor riesgo, como es el caso de España o Italia, dos de los países más azotados por el virus.
La semana pasada, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó que esta institución no es una fundación cuya obligación sea reducir primas de riesgo. Esta semana subsana el error y publica en sus redes sociales un mensaje alentador: «En tiempos extraordinarios se requieren planes extraordinarios. No hay límites en nuestro compromiso con el euro, somos llamados a usar el máximo potencial de nuestras capacidades dentro de nuestro mandato».
La entidad, cuya finalidad es contribuir a la seguridad y la solidez del sistema bancario y a la estabilidad del sistema financiero en la UE y de cada Estado miembro participante, ha declarado que el fin de la compra de activos bajo el plan PEPP acabará cuando se dé por concluida la recesión ocasionada por este virus, pero en ningún caso a finales del año.
Ante la dimensión de esta crisis, el órgano rector de la entidad ha acordado aumentar la capacidad de activos que se pueden comprar por medio del programa PEPP, incluyendo pagarés de empresas no financieras, permitiendo que pagarés cuyos compromisos de pago de la deuda sean de calidad se imbriquen en este plan.
El objetivo del organismo es que ningún sector de la economía quede desprovisto de ayuda. La institución se presenta comprometida a ayudar a todos los ciudadanos de la eurozona en este duro momento, a lo que la presidenta añade que hará todo lo que sea necesario dentro de su mandato, lo que concuerda con el ‘whatever it takes’, como decía su predecesor, Mario Draghi.