Nos adentramos en los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros)
Emmanuel (nombre ficticio para proteger la identidad de la persona) llegó a España en patera y fue directamente internado en un CIE. Pensaba que le trasladarían a un centro de inmigrantes, pero se encontró con algo similar a una cárcel; incluso con menos derechos. Ninguno podía ir al baño por la noche, ni hablar pasada la hora. Lo trasladaron a un segundo CIE. Cuando le quedaba poco tiempo para cumplir los sesenta días, fecha máxima para permanecer en un centro de internamiento, fue trasladado a un tercero. Finalmente, le dejaron en libertad y una ONG le acogió. No tiene papeles, no ha solicitado asilo y tiene que esperar que pasen tres años para poder pedir la residencia por arraigo. Permanece mientras tanto en situación irregular.
En 2016, 7597 personas fueron internas en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Entre ellas había 513 mujeres y 51 menores. Se presentaron 770 solicitudes de protección internacional, de las que se admitieron a trámite 158. Fueron expulsadas 2110 y 95 devueltas. 25,66 es la media diaria de repatriaciones forzadas. Este término no se emplea en el ámbito legal. La normativa europea habla de retornos. Casi la mitad de las expulsiones ejecutadas en 2016, tuvieron como causa la estancia irregular.
Motines y fugas
En los últimos meses, los motines en los diferentes CIE de España han sido continuos. Los CIE están gastándose un elevado presupuesto en medidas de seguridad para evitar que escapen estas personas en lugar de invertir en mejoras sanitarias, higiénicas y traductores que faciliten la comunicación entre internos y trabajadores.
El perfil que predomina es argelino. Un problema que se les suma es el idioma, únicamente conocen su lengua materna. No hay intérpretes. Marta Sánchez Briñas, abogada y voluntaria de la Asociación de Pueblos Unidos, acude semanalmente a estos centros de internamiento. Se encarga principalmente del asesoramiento y acompañamiento de procesos de incorporación social, empoderamiento personal y participación social y comunitaria. Forman un grupo de 10 voluntarios. Para acceder a los CIE necesitan la documentación que acredite que pueden estar ahí, además de una lista con los internos que verán ese día. Para entenderse con ellos pueden solicitar la ayuda de otro interno. “Pero pueden llegar días que te encuentres con que esa persona que te iba a traducir ya la han expulsado y te quedas junto con tres personas que no saben nada de español. La comunicación que podemos tener es mediante conceptos básicos de árabe y dibujos, explicarle quienes somos, por qué está ahí, cuál es su situación.”
Privación de derechos en internos
La Asociación de Pueblos Unidos junto con SOS Racismo denuncia la usurpación de derechos en los internos, las precarias condiciones en las que los mantienen y la falta de higiene. Cuando llegan, Cruz Roja les da una muda de ropa. ¿Deben pasar estas personas 60 días (tiempo máximo en los centros de internamiento) sin cambiarse de ropa interior?
Además acusan el que no se pongan de acuerdo para establecer unas mismas normativas en todos los centros. En el caso del CIE de Madrid (Aluche), los internos disponen de un teléfono móvil para estar en contacto con el exterior durante el tiempo que permanecen internos. El horario de llamada que tienen es de 16 a 20 horas. Pero ¿quién les recarga las tarjetas para que puedan hablar con sus abogados o sus familias? Gracias a diferentes asociaciones, los inmigrantes cuentan con tarjetas de teléfono recargables y pueden ir reponiéndolas. “El problema es que el papel que debería asumir el ministerio, quien de verdad lo lleva a cabo son las Asociaciones de voluntarios.”
Menores no acompañados
En los últimos meses se han dado muchos casos de menores que llegan a las costas españolas sin acompañamiento. El procedimiento que se sigue con ellos es la prueba de determinación. La más sencilla consiste en hacer un reconocimiento de la anchura de la muñeca para aproximarse a la edad del niño. Esta prueba no es fiable en su totalidad, pero a pesar de ello su diagnóstico valdrá más que cualquier documento que puedan traer de su país de origen por miedo a que haya sido falsificado.
Los menores de edad deben estar protegidos en Centros de menores y al cumplir su mayoría de edad serán devueltos a sus respectivos países. En el año 2015 se reconocieron 19 menores en los CIE, frente a los 51 que se han identificado en 2016.
Al salir de los centros de internamiento quedan en una situación irregular. Para conseguir salir de ella deben permanecer en España tres años. En este tiempo deberán trabajar sin estar dados de alta, todo de manera ilegal. Cualquier persona inmigrante que no esté casado con un español, al llegar a España deberá permanecer los tres años para acceder por arraigo social. Posteriormente tendrá que demostrar con todo tipo de documentos que lleva ese tiempo en España. Y, además un precontrato de un año a tiempo completo. Pero ¿quién hace a día de hoy un precontrato de un año?
Nicolás Castellano, especialista en temas de emigración y periodista en Cadena Ser, considera el modelo migratorio europeo un modelo fallido que genera sufrimiento y muerte. “Les obligamos a buscar vías peligrosas por todas las problemáticas que les ponemos (…) Creemos que por mandar a patrullas de la guardia civil o cerrando las vallas van a dejar de venir, pero no es así, van a seguir teniendo la necesidad de salir para prosperar. Es falso que tengamos que protegernos de un supuesto dominio exterior.”
Dentro de las posibilidades de cada país todas las personas deberían tener derecho de asilo. Todos necesitamos ver cumplidas nuestras necesidades básicas. Personas como Emmanuel llegan con grandes expectativas que quedan sin cumplir. Huyen de sus países por las situaciones de conflicto que viven, de una economía fracasada… Sueños frustrados por la propia burocracia, por centros que no cumplen las condiciones básicas de un ser humano.
