Se acabaron las vacaciones y el Gran Circo se pone de nuevo en carretera y mientras ellos montan todo en el paddock, nosotros vamos a ir de nuevo atrás en el tiempo con la Máquina del Tiempo.
La Catedral aguarda
Viajamos hasta Spa-Francochamps el circuito más largo del mundial donde sus siete kilómetros de asfalto dibujan sobre el suelo la pista más bonita, mística e histórica del mundial, esto último con el permiso de Mónaco. Este Gran Premio de Bélgica que tuvo su primera edición en 1950 ha visto como la Fórmula 1 evolucionaba dentro de sus pistas ya sea en Zolder o en Spa.
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Hablar de Spa es hablar de la Catedral del Automovilismo, no solo por la historia si no también por un trazado completo y técnico donde solo los mejores pueden hacer de esa montaña rusa su parque de atracciones particular. Hablamos de montaña rusa porque el circuito presenta grandes desniveles empezando con una bajada tras la primera curva de derechas (Le Source) que termina en Eau Rouge con la posterior curva del Radillion con un 25% de desnivel donde saltan chispas al tocar la “panza” de los monoplazas contra el asfalto a 300km/h.
Tras estas enlazadas llegamos a la recta de Kemmel que da paso a la chicane de Les Combes y empieza la bajada del circuito teniendo como una de sus zonas míticas, Pouhon, que con el paso del tiempo se ha convertido en un desafío mayor que Eau Rouge/Radillion. Para terminar la vuelta nos encontramos con otra zona muy rápida como el Blanchimont para acabar con la pequeña subida de la chicane del Bus Stop hacia meta.
Spa, territorio Hamilton
El inglés se coronó el pasado año como el piloto dominador absoluto del trazado belga, llevándose en la jornada del sábado la pole por delante del Ferrari de Sebastian Vettel, con el que estaba en plena lucha por el mundial, por tan solo dos décimas.
Para los pilotos españoles no fue una buena jornada porque en este circuito además de manos necesitas un buen motor que te propulse rápido en los sectores 1 y 3, cosa que ni el Honda de Alonso que acabó 11º y el Renault de Carlos Sainz (14º), podía hacer.
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En la carrera no se movieron los dos primeros puestos, Hamilton con puño de hierro consiguió la victoria tras el parón con un Sebastian Vettel segundo que veía como el mundial empezaba a teñirse de plata Mercedes.
Daniel Ricciardo, le puso un poco de picante porque tras partir desde la sexta posición consiguió uparse hasta el último cajón del podio por delante de Kimi y Bottas. Romain Grosjean conseguía con su Haas una muy meritoria séptima plaza.
Alonso de nuevo sufría los sin sabores de su monoplaza que una jornada más acaba antes de tiempo aparcado en el garaje, mientras que Sainz si completó los 44 giros de la carrera siendo el último piloto en lograr una plaza con derecho a puntos (10º).
La caravana del mundial se despedía hasta Italia, como hacemos nosotros cuando pasemos de la Catedral al Templo de la Velocidad, hasta entonces disfrutad del espectáculo de la Fórmula 1.
