La nueva moda permite disfrutar de un nuevo hogar, sin necesidad de tener que comprar una nueva casa. El precio de la decoración podría llegar a costar entre 22.000 y 45.000 euros si se trata de una vivienda integral, aunque depende del consumidor.
El sector inmobiliario se renueva constantemente y, ahora experimenta un nuevo cambio: la decoración de interiores. Después del confinamiento ocasionado por la COVID-19, las personas han dado un giro a sus pensamientos y buscan una mayor funcionalidad para poder trabajar en casa.
En la mayoría de los casos, ellos necesitan ayuda experta para sacar partido a los espacios para crear un hogar a medida de las necesidades y de sus gustos. Algo que le haga sentirse en casa y hable de ellos.
Alarife Home, una empresa de diseño española, explica que hay dos perfiles de personas que buscan un decorador de interiores. La que acaba de comprar una casa y quiere remodelarla con las expectativas que tiene en su cabeza y la que no tiene formación necesaria para encontrar las piezas exactas para dentro de su vivienda.
Esta empresa entiende que el primer objetivo es lo estético, aunque siempre apoyado en la funcionalidad y el uso de la vivienda. Todo esto se encuentra al entregar un proyecto.
Mucho más que una reforma
Antes de llevar a cabo la reforma, se trabaja con un proyecto visual e infografías para que se tenga clara la propuesta que hacen y se ajuste a lo que están pidiendo. A partir de ahí, lo que piden se ajusta en un presupuesto y en unos plazos. Previamente, se reúnen con el cliente para ver la disposición de la vivienda y cual es el uso que le dan. También, si reciben invitados o cuales son los hobbies de los convivientes.
El precio es muy diferente dependiendo del mobiliario y de los tejidos que quieran los clientes. Suele oscilar entre los 22.000 y 45.000 euros, aunque es muy relativo. En realidad, es el precio de la casa de sus sueños.
Normalmente, el cliente busca con este tipo de servicios no cambiar de casa o estrenar la nueva sabiendo que es perfecta para ellos. Esto implica no tener que ir haciendo cambios en un corto periodo de tiempo.