Este nuevo intercambiador situado en Conde de Casal (Madrid) ayudará a reducir el tiempo por viaje, además de disminuir la proyección de CO2 ambiental.
El intercambiador de Conde de Casal estará coronado por una cubierta ajardinada y contará con protección fonoabsorvente lateral. Todo para evitar la contaminación acústica que puedan generar los autobuses interurbanos.
Esta estructura, con la que el Gobierno autonómico quiere «humanizar» el barrio, ocupará 7.547 metros cuadrados (de los que 3.500 son edificables). Afectará a gran parte de su entorno. El consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, David Pérez, ha aclarado que uno de los objetivos de poner en marcha este intercambiador de Conde de Casal es el de potenciar la intermodalidad, para lo que se sumarán otros a los cinco ya existentes.
Esta estructura, cuyas obras arrancarán en 2023, tendrá una altura máxima de 6 metros y se buscará que sea un «edificio verde», con madera laminada y materiales sostenibles para reducir la proyección de CO2 al ambiente.
Casi 21.000 metros2
El intercambiador está incluido en el Plan General de Ordenación Urbana de la capital y estaba previsto inicialmente que fuera subterráneo. Para conectar así autobuses de larga distancia, transporte interurbano y la L6 de Metro.
Esta prolongación se cubrirá con una losa sobre la que se situará el intercambiador. Además, esta infraestructura reducirá el número de carriles de la zona de diez a seis. El presupuesto de licitación previsto para el Proyecto de Construcción del intercambiador es de 29.146.664,59 euros, que incluye la construcción del intercambiador en superficie, la conexión con la infraestructura de Metro y las acciones asociadas en el viario circundante.
Su estructura
En la nueva estructura las dársenas estarán incluidas en la planta baja y serán «espacios abiertos» y, junto a las instalaciones estarán «cubiertas para la protección y control solar» permitiendo, además la subida y bajada de viajeros en condiciones «óptimas de calidad».
En la superficie habrá, entre otros, elementos comerciales. Como consignas de recogida de paquetería u otros posibles usos como «salas de reunión y exposición, pasando por espacios para asociaciones ciudadanas».
Reducción de tiempo
Esta incorporación facilitará el acceso a través del vehículo a estas paradas, ya que, según recoge la memoria del proyecto, actualmente se hace en «muy malas condiciones de accesibilidad y seguridad».
Atendiendo al tráfico, el Ejecutivo regional prevé que la nueva estructura permitirá un «ahorro relevante» del tráfico en su entorno. Esto podría implicar una reducción de hasta el 10% en los tiempos de viaje.
Desde el año 1991
Esta no es la primera vez que se intenta ejecutar un intercambiador en este punto neurálgico de acceso a la capital. Ya en 1991 el Ayuntamiento de Madrid sacó a concurso el paso subterráneo junto al intercambiador con cinco dársenas bajo rasante para autobuses interurbanos, a la conexión con el vestíbulo de Metro de Madrid.
En 2004 el Consistorio redactó el Proyecto de Construcción del intercambiador de Conde de Casal atendiendo a las previsiones contenidas en el PGOU de Madrid, aunque la prolongación de la L11 hasta allí forzó la modificación. El aparcamiento que estaba previsto en la estructura ya no parece «conveniente» tras trasladarse la larga distancia a Méndez Álvaro y haber construido un parking el Consistorio de la capital dentro, en la calle Fernández Shaw.
