El conjunto manchego ha pisado la gloria, abriendo un camino que puede estar lleno de espinas o de manjares de victoria
Ayer finalizó la Liga Nacional de Fútbol Sala con la victoria del Inter Movistar ante el Viña Albali Valdepeñas. A pesar del empate cosechado, el conjunto madrileño se proclamó campeón debido a su mejor posicionamiento en la Fase Regular.
No obstante, el rendimiento del equipo manchego ha sido de admirar. En un solo año ha pasado de pujar por la permanencia a ser doble subcampeón de Copa del Rey y de Liga. Al fin y al cabo, son las consecuencias de haber ido haciendo crecer a un equipo que pasará a la Historia.
De forma paradójica, este proyecto comenzó en el desaparecido Puertollano FS. Una década atrás, estaba peleando por ascender a Primera División. Se logró dicho objetivo en la temporada 2010-11. El conjunto minero permaneció durante dos años en la División de Honor. Tuvo cerca la Copa del Rey e incluso se permitió el lujo de haber goleado al propio Inter Movistar.
Así ha sido la entrega de medallas al Subcampeón de Liga 2019/2020 💙
La próxima temporada volveremos más fuertes aún #ViñaAlbaliValdepeñas pic.twitter.com/AH3OHKEiy9
— Viña Albali Valdepeñas (@VinaAlbaliFS) June 30, 2020
Pero la paupérrima gestión económica de los puertollanenses se llevó por delante a una proyección prometedora. Para colmo, esta desgracia ocurrió por doble partida: en 2013 y 2018. Sin embargo, el entrenador David Ramos y jugadores emblemáticos de la entidad puertollaneros como Mendiola, Fer, Nacho Pedraza, Chino o Nano.
Los dos últimos mencionados y el técnico madrileño han formado parte de un equipo que ha devuelto a Castilla-La Mancha a la cima en el panorama deportivo nacional. La afinidad a consecuencia de los años de convivencia han dado los frutos, pero toca mirar en vistas al futuro.
Tal y cómo mencionamos en artículos anteriores, el peso del dinero público pesa en los respectivos equipos que acabaron abocados a la desaparición. Además, nos encontramos en un periodo de pandemia que puede repercutir negativamente en los fondos hacia las entidades deportivas.
Por tanto, es necesario aprovechar las compensaciones económicas para iniciar un proyecto de futuro. Para empezar, es necesario ir renovando paulatinamente el vestuario para evitar pesos pesados con demasiada influencia. Además, el tejido empresarial privado tiene una oportunidad de oro para invertir en el equipo.
El fútbol sala exige menores esfuerzos económicos que el fútbol o la Fórmula 1. De este modo, el sector privado podría aumentar su repercusión y aumentar la masa monetaria del sector público en consecuencia. Estamos en tiempos de incertidumbre y por tanto, se pueden asentar bases para un futuro próspero.
