El municipio manchego pone el sello a la decadencia que está sufriendo de forma reiterada
Si Netflix quiere lanzar una serie del estilo de Narcos en versión española, Puertollano puede ser un lugar idóneo para su rodaje. La juventud de a pie de la localidad es consciente de la economía sumergida que se mueve en la localidad. El tráfico de drogas ilegales es una gran fuente de ingresos.
Si alguien tenía dudas acerca de este tipo de prácticas, la noticia dada durante el último día de junio de 2020 despeja toda incógnita. Se ha producido una operación antidroga de consecuencias sonoras. En esta operación, han intervenido hasta 300 agentes de la Guardia Civil. Parte de los participantes vienen de la UCESIC (Unidad de Seguridad Ciudadana) llegadas de las cinco provincias de Castilla-La Mancha, así como personal del Grupo Rural de Seguridad (GRS) y de la Comandancia.
El principal indicio de esta operación fue la presencia de un helicóptero sobrevolando la ciudad de Puertollano que vigilaba los principales puntos de tráfico de drogas. Calles como Juan Alcaide, La Rosa, Lepanto o Callao estaban en el punto de mira. La operación ha finalizado con la detención de 15 personas, 27 registros y 11 laboratorios desmantelados.
Sin embargo, es necesario profundizar en el trasfondo que conlleva dicho acontecimiento. No vamos a indagar en el modus operandi de la operación y quiénes son los autores del delito. Pero hace falta saber cuáles pueden ser las consecuencias de semejante esperpento.
Para empezar, está claro que la irresponsabilidad para lucrarse con drogas ilegales no es justificada por ninguna circunstancias. Aun así, es necesario indagar en el contexto de la ciudad puertollanense. A día de hoy, es la segunda con más paro entre las 10 más poblada de la región. Durante los últimos años, su tasa de paro se encuentra en el 29,25%, más del doble de la media española.
Una de las mayores hecatombes ocurrió en mayo del año pasado. Según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, del total de parados en abril de 2020, 116 pertenecen al sector de agricultura, 642 al industrial; 798 a construcción; 3.905 a servicios y 597 sin empleo anterior.
Estos datos resultan más que alarmen. Se percibe una mentalidad enormemente estatista. Resulta difícil generalizar sin contar con estadísticas previas. ¿Pero quién mejor que un habitante de Puertollano para comentar muchas de las ambiciones de la población?
El municipio se sitúa en el Valle de Alcudia, ubicación que permite disponer de lugares para practicar trail o senderismo. Alrededor, puedes encontrar a personas, sobre todo, millennials que solamente aspiran a colocarse en una empresa, ser funcionario para tener «seguridad, obviando toda vocación, o en su defecto, vivir del subsidio».
No es para menos, caminar te lleva a conocer olores y sus sellos. Es cierto que el Paseo de San Gregorio forma el grosor del habitante puertollanense que ha salido, se ha enamorado y se ha reído durante su existencia. Pero su extrarradio llama al terror.
Casas excesivamente oxidadas que rozan el sabor a chabola haciendo entrever una romantización de la pobreza y por tanto, criminalizar la riqueza. Este cóctel forma perfectas reencarnaciones de Lázaro de Tormes que son el arma rojadiza para los diferentes grupos políticos de la localidad.
Aunque parezca oportunista, el enclave industrial se ve ante una oportunidad de oro para asentar las bases de un futuro próspero. Tiempos difíciles crean hombres fuertes y tiempos mejores. Toca aplicarse el cuento y cambiar la mentalidad.
