El heladero puertollanense demuestra cómo se puede otorgar valor a un apellido familiar gracias al placer de la comida
Puertollano no solamente destaca por su labor minera e industrial. Su gastronomía despierta Historia por los cuatro costados. El Chorizo, el Voto y el Hornazo son tres señas de identidad fundamentales. Tampoco podemos olvidar muchos de sus espacios hosteleros con mayor auge: el Sabor Hispano, la Parrilla del Dacho, el Cocedero, La Mafia, Pastelería Aybar, El Bomba o Inspiración Gastronómica Manuela, entre otros.
La apertura de estos lugares nos recordarán el paulatino desconfinamiento que está viviendo la población. Sin embargo, las temperaturas tientan la degustación de un clásico de nuestra localidad, los famosos helados: Román y Romero. Este último está mostrándose como un gran peso pesado de la gastronomía española. Su alegría en la cocina no dudaron en mostrarla colgando un vídeo al ritmo de «que viva España».
No es para menos, llevan ofreciendo sus servicios desde 1952. Pero el impulso a este negocio familiar iba a llegar en 1984, con el nacimiento de un «heredero», Adolfo Romero. Su curiosidad para darle sabor a la vida ha sido incesante. Mientras que MasterChef ofrece sus recursos para que sus concursantes continúen formándose, él utilizó el olor a libro para fortalecer su arte culinario.
Tal y cómo confesó años atrás en ABC, su obsesión es seguir mejorando. Su curiosidad, pasión y perseverancia le ha llevado a lograr éxitos inimaginables. Según la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos, Adolfo queda catalogado uno de los 14 heladeros más influyentes de nuestro país.
El palmarés le ampara como un gran referente. ha conseguido ser tercero y segundo en los dos Campeonatos de España de 2010 y 2012. En 2016 logra ser subcampeón del Mundo de Heladería con la selección española (Mario Masiá, Judit Comes, Marc Piqué y Antonio Sirvent, como delegado del equipo y jurado).
Algunas de las delicias que le han permitido gozar de este palmarés son el turrón de Jijona; vainilla con azafrán y nueces de pecan caramelizadas; vainilla con violeta y merengue caramelizada; y sorbete de frambuesa con romero, una de las creaciones con más salida comercial de los últimos meses. Sin duda, Puertollano tiene un referente gastronónimo. ¿Quizás es un guiño para tomarse con mayor seriedad estudios profesionales para formar cocineros de vanguardia en la localidad minera?
