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Arte

Paula Bonet: «el objetivo de mi trabajo es nombrar el mundo en femenino»

Paula Bonet
Paula Bonet (foto: Noemí Elías, fuente paulabonet.com)

Paula Bonet responde a nuestras preguntas en el marco de la décima edición de Kosmopolis. La autora de La Sed y 813 acaba de publicar Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión, en el que trata el tema de sus dos abortos espontáneos.

TimeJust: Como artista, ¿cómo definirías tu estilo?

Paula Bonet: Creo que una misma es la persona menos indicada para hablar de un estilo, que está en continua evolución. Creo que cualquier autora comprometida con su trabajo se está cuestionando todo el tiempo y está intentando evitar repetir patrones, y buscar, el trabajo es el lugar en el que te haces preguntas.

TJ: ¿Cuáles son tus referentes?

PB: También han ido mutando con el paso del tiempo. Ahora mismo son básicamente referentes literarios. Es en la literatura donde encuentro más preguntas y algunas de las respuestas. También, el objetivo de mi trabajo es nombrar el mundo en femenino; estamos en un momento en el que hemos entendido, por fin, que no tenemos que pedir permiso para hablar, que aquello que nos sucede a las mujeres no son cosas de mujeres que solo interesan a mujeres, que cuando hablamos del yo también estamos hablando de la condición humana…

Entonces, ahora mismo, mis referentes pasan por Siri HustvedtTeresa Wilms Montt, María Luisa Bombal, Clarice Lispector… Una serie de mujeres que en su momento no tuvieron miedo y hablaron, y una serie de mujeres que ahora mismo, en el tiempo que habitamos, tampoco están teniendo miedo y también están hablando. También se están nombrando, y están usando el lenguaje para resignificarlo, por ejemplo, Kate Bolick con el término solterona, como recupera ese término y le quita todas las connotaciones negativas con las que el patriarcado la ha cargado, y presenta el término desde otro punto de vista.

TJ: Estás muy comprometida con la causa feminista. ¿En qué momento surge este compromiso?

PB: No hay un momento en el que te das cuenta y decides comprometerte, es parte de un proceso. Yo recuerdo, con mi primer libro, que estaba obteniendo cierto éxito, y en el momento en el que me vi expuesta públicamente a través de mi trabajo, que es un trabajo muy íntimo (y, al mismo tiempo, muy público, porque lo íntimo es público, y es político), fue entonces cuando me di cuenta de cómo el sistema que habitamos, por mi género, me trataba de otro modo: era como que el género, y el físico, eran la carta de presentación.

Ahí empezó un debate interno muy grave, se suponía que yo tenía que estar contenta, que tenía que estar disfrutando de lo que estaba sucediendo, y no lo disfrutaba. Ahí fue cuando empecé a despertar, a entender que, quizá, todos esos conflictos que yo había vivido desde que empecé a pensar no eran algo individual, no tenían que ver conmigo como Paula, sino que tenían que ver con mi género.

No hay un día en el que te comprometes. Eres mujer, y te das cuenta de que todos tus referentes son masculinos, de cómo tu educación emocional e intelectual (al igual que la de ellos) parte únicamente de la experiencia masculina, y de cómo es necesario ser también sujeto.

K 2019

Paula Bonet en Kosmopolis 2019

TJ: ¿Crees que el arte debe estar comprometido con alguna causa?

PB: Creo que cualquier arte que se realiza en un contexto contiene a ese contexto. Todo creador adopta un posicionamiento, incluso el que dice que no se está posicionando se está posicionando al decir que no se posiciona. Yo no entiendo el arte que no se compromete desde un lugar de lucha, de grito.

TJ: Has estado trabajando en El año del pensamiento mágico de Joan Didion. ¿Es más difícil ilustrar una obra ajena que tus propios textos?

PB: Quise hacerlo, primero, porque es Joan Didion. Pero la propuesta fue un poco curiosa, porque a mí todo el tiempo se me llama ilustradora, y yo no ilustro, quise hacer un trabajo de ilustración, porque yo uso la imagen, la pintura, el grabado, el dibujo.. no como complemento de un texto, sino como vehículo. En mis libros, la imagen y el texto van de la mano, y sin imagen el libro está cojo y sin texto, está cojo. Quise coger un texto que no fuera mío y hacerlo mío con todo el respeto del mundo, porque con un texto que es tuyo sí que lo puedes desmembrar y fragmentar, y mearte encima.

Pero con un texto ajeno, con un encargo, es mucho más difícil. También es cierto que yo cuando trabajo por encargo suelo trabajar con proyectos que tienen mucho que ver con mis proyectos. Me es muy difícil adaptarme al proyecto de alguien con quien no comulgo o que está tratando un tema que no me interesa. Con Joan Didion ha sido muy fácil: primero, porque la he leído mucho; segundo, porque la admiro; y tercero, porque estamos hablando de El año del pensamiento mágico, que es un libro que habla del duelo, que es precisamente lo que estoy tratando en mi última obra.

TJ: En Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión tratas el tema de tus dos abortos espontáneos. ¿Cómo afrontas un tema tan personal y doloroso?

PB: Lo hago porque me sucede dos veces. La primera no me di ni cuenta de la importancia de tratar ese tema públicamente. La segunda vez me doy cuenta muy rápido, porque en el momento en el que me dicen por segunda vez en poco tiempo que al embrión que estoy gestando no le late el corazón, el golpe es duro, es fuerte, pero las herramientas que tengo para gestionarlo existen. La primera vez, no existen, entonces, habitas un espacio de desolación, sientes culpa, sientes tara, porque vivimos en un contexto que nos dice que feminidad y maternidad es lo mismo. Por tanto, una mujer que no pare no es una mujer, y eso es un horror. Lina Meruane, en su Contra los hijos, dice que la pregunta que nos deberían hacer desde pequeñas es si quieres o no ser madre, y no cuántos hijos vas a tener.

Entonces, la primera vez no entiendes nada, porque no has leído sobre el tema, no sabes que sucede con tanta frecuencia (porque es un tema tabú), habías proyectado muchísimo con una vida que no llega nunca, sientes culpa porque seguramente has hecho algo que ha provocado que este ser humano no acabe siendo ser humano. Además, también, el contexto le quita peso, no te deja vivir un duelo. La primera vez es muy dolorosa; la segunda, lo entiendes.

¿Por qué ahora sé que no tengo que sentir esa culpa? Primero, porque todo lo que he hecho mal en el primer embarazo lo he hecho bien en el segundo (he comido sano, no he viajado, no he pintado… y ha sucedido otra vez). Lo segundo, porque incluso los propios médicos, hasta la tercera vez que te sucede no giran el foco hacia el hombre, siempre el cuerpo de las mujeres es el depositario de la culpa. Y lo más bestia, lo que me hace sacar la foto en el ascensor y colgarla y hablar de maternidades, es por un lado que me han vendido una maternidad única, encorsetada y falsa; que lo que me está sucediendo a mí también es una forma de maternidad; y que si yo hubiera tenido la experiencia la primera vez, aunque fuera literaria, hubiera tenido herramientas.

Desde que publiqué La Sed yo me decía muchas veces lo importante que es la experiencia, aunque sea literaria. Anne Sexton, en un poema, habla de parir y rechazar a un hijo. Estaba leyendo aquel poema y me parecía horroroso y monstruoso, pero agradecí estar leyendo sobre eso, porque supe que si en algún momento tenía un hijo y lo rechazaba, eso entraba dentro de la normalidad, yo no era un monstruo, porque le sucede a más mujeres. Ahí sí que hay un momento de lucidez, o de toma de conciencia, en el que decido que voy a hablar de este tema, y en el que cuelgo aquella foto. Crucé una línea que nunca había cruzado, que es mostrar mi intimidad en redes si no hay un filtro artístico. En aquel momento era mi intimidad más bestia, venía de la clínica y tenía que estar en ayunas, y al día siguiente me iban a hacer el legrado. Pero pensé que mostrando esa imagen el golpe sería más duro.

TJ: Te has formado en Italia, Estados Unidos y Chile. ¿Crees que el arte está mejor valorado en otros países?

PB: No lo sé, porque he estado en esos países en épocas de formación, no he intentado vivir de mi trabajo en esos sitios. Con Chile sí que tengo más vínculo y voy con más frecuencia, sobre todo desde que más o menos estoy sobreviviendo de mi trabajo artístico en España. En el momento en el que vivimos ahora es más fácil, todo participa de todo.

TJ: ¿Tienes algún proyecto en marcha del que nos quieras hablar?

PB: Tengo varios proyectos. Tengo una exposición para 2020, que es mi trabajo más ambicioso, en el que ahora estoy metida: una exposición en la que hay pintura y hay grabado, con el objetivo de nombrar, de resignificar otra vez todo lo que tiene que ver con nosotras. Hay muchas preguntas y respuestas que no puedes hacerte con el léxico, porque no tenemos léxico, hay muchas palabras que las mujeres todavía tenemos que construir. A través de la mancha, y en lugares más emocionales, más vinculados con la ilustración, encuentro respuestas.

Estoy con esa exposición para 2020, en octubre inauguro en Barcelona una exposición de pintura, que gira en torno a la idea de belleza en la obra de Baudelaire. Y luego hay otro par de cosas de las que no puedo contar.

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