Repaso a la vida del jugador español como magisterio para el futuro de nuestras vidas.
El aficionado al baloncesto debería haber estar poniendo todas sus miradas a los codiciados play-offs de la NBA. Sin embargo, la vigente pandemia va a impedir la celebración del final de la temporada de la mejor liga del mundo.
Por tanto, toca reflexionar sobre lo vivido a lo largo de la Historia más reciente. Debemos recordar que la década pasada se cerró con un anillo de Pau Gasol en la NBA y muchas voces parecían indicar que sería una leyenda única de nuestro Baloncesto.
Por otra parte, había voces que ponían a Ricky Rubio como el sucesor del pívot de Sant Boi. Había motivos para pensar sobre ello debido a su precocidad.
Cabe recordar que debutó a los 14 años en el Joventut de Badalona. Su progresión fue tal que debutó con la selección en el año 2008 y para colmo, formó parte del equipo campeón en el Eurobasket 2009 y del Barça vencedor de la Euroliga 2010.
Había ganado casi todos los trofeos de los que puede gozar un jugador de baloncesto dando un rendimiento óptimo. Este cúmulo de circunstancias le impulsó a jugar en la NBA.
El equipo asignado en la temporada 2011-12 fueron los Minnesota Timberwolves. Sus inicios resultaron ser terriblemente complicados. No solamente fracasó el proyecto, el jugador acumuló una racha desafortunada para su persona.
No se sentía cómodo con su juego, sufrió lesiones importantes, una de ellas le apartó de los JJOO de Londres 2012, no logró los objetivos deseados con su equipo y sufrió una decepción en el Mundobasket 2014 de España.
@rickyrubio9
Pero el varapalo más duro lo sufrió en 2016. Su madre falleció de cáncer de mama, ocasionándole un severo golpe que acabó transformando en gasolina para su vida.
Tal y cómo confesó en el programa BBVA: Educamos juntos, la muerte de su madre le ayudó a poner más ímpetu en la vida, dándose cuenta que no podía dejar para mañana lo que podía hacer hoy.
Dicho cambio de actitud no se ha manifestado únicamente implantando gimnasios y asociaciones en beneficio de las nuevas generaciones. Su actitud sobre la cancha también difiere con enorme sensibilidad.
Resulta paradójico que pretenda disfrutar cada partido como si hubiera un mañana cuando la competencia cada día es atroz. Además, los 30 años están cada vez más cerca. Por lo tanto, se vio en la necesidad de parar el tiempo y otorgarle mayor disfrute a cada partido.
De este modo, ha afrontado cada encuentro como una batalla llena de placer durante su estancia en Utah Jazz y actualmente en Phoenix Suns.
La mejora ha sido más que clara. No solamente ha visto mejorado su tiro a larga y media distancia, una de sus asignaturas pendientes con el combinado nacional, se le nota más fornido físicamente, ha aumentado su capacidad individual y sus miradas denotas mayores dotes de liderazgos.
Todas esas características, con sus defectos y virtudes, se alinearon en el Mundial de China, siendo un gran artífice del bicampeonato de la selección.
Además, también se llevo el MPV del torneo, momento que desembocó en llanto como recuerdo a su madre. Sabía que su fuerza desde el más allá le había acompañado. Era el colofón a una maduración que le ha permitido a encontrarse más cerca de la excelencia como persona.
En la misma medida, la humanidad debería tomar su ejemplo. En mayor o menor proporción, ha habido alguna circunstancia que se ha visto trastocada por el confinamiento. La muerte de un familiar o peligrar el puesto de trabajo han sido dos tónicas muy frecuentes.
Hay personas que señalan este suceso como un castigo de la madre Naturaleza. Este suceso no agradecerá a personas que se han cebado con la desgracia a pesar de su bondad y de haber mostrado su ejemplo como ciudadano.
No merecemos dicho castigo para cambiar como persona, al igual que Ricky no necesitó la muerte de su madre para cambiar su perspectiva de vida.
Sin embargo, se debe aprovechar este tiempo muerto para perfeccionar las jugadas de ataque y defensa basadas en la colectividad. De este modo, habremos ganado el partido de la vida. Ricky lo ha ganado, ha pasado de ser niño a hombre sin perder la esencia de la infancia más primitiva.
