El Valencia se clasificó a las semifinales de Copa en el descuento ante el Getafe. Algo histórico y memorable que pasó de la emoción a la vergüenza en Mestalla.
En el minuto 91 de la vuelta de cuartos de Copa entre el Valencia y el Getafe, los de Bordalás estaban en la siguiente ronda. Y por dos goles. Cuatro minutos más tarde, el Valencia había anotado esos dos goles, con el resultado de estar clasificado en las semifinales. En este momento, la locura comenzó en Mestalla.
Al término del encuentro y con el Valencia ya clasificado, se vivió sobre el césped de Mestalla una auténtica batalla campal entre ambos conjuntos. Jugadores, cuerpo técnico, utilleros y hasta la propia seguridad, se enfrentaron en una de las imágenes más tristes de la historia del fútbol español. Esta triste enfrentamiento se veía venir desde hace un mes, cuando el sorteo deparó que ambos combinados se cruzasen.
Ante la noticia del cruce, las ruedas de prensa de Marcelino fueron una constante lluvia de presiones hacia el colegiado. Siempre con el mismo discurso: el Getafe es un equipo que pierde tiempo, duro y que no juega al fútbol. Esos ataques y críticas surtieron efecto en el partido de vuelta de la eliminatoria. Un arbitraje casero en beneficio del club valencianista que supuso que el Getafe se quedase a las puertas de las semifinales.
Imagen: Bein LaLiga
Con cada falta producida por un jugador del Getafe, amarilla. De hecho, las cincos faltas cometidas por los azulones en la primera mitad fueron tarjeta. Y así todo el partido. En resumen, una expulsión injusta a Djené en el minuto 74 que decantó la balanza, ocho amarillas a los jugadores getafenses y 7 minutos de añadido. Una constante. Así es muy complicado competir.
El partido acabó con una «tangana» que no ayuda en nada al fútbol español. Jugadores sangrando, Antunes encarándose con la seguridad del estadio, gestos de «llorones», puñetazos, insultos, gritos y una retaíla de conductas antideportivas.
Imagen: Bein LaLiga
La rajada de uno de los jugadores más ejemplares de LaLiga lo dice todo. Al término del partido, Jorge Molina decía esto a pie de campo: «Si digo mis pensamientos me cae lo que no está escrito, se pasan la semana llorando y da resultado: amarilla, amarilla y una expulsión«. El propio Portillo señalaba en medio del caos a Marcelino como el culpable de todo lo sucedido. ¿La reacción del entrenador del Valencia? Excusarse.
El Getafe se despide de la Copa y el Valencia, a semifinales. Injustamente, Marcelino consiguió lo que quería.
