Decía una famosa canción: “el orgullo de luchar a morir, por su equipo, su ciudad o país…”. Y esas mismas palabras definen a los hombres de Óscar Fernández en este tramo de temporada. Doce. Doce son los encuentros que los filiales del club del Manzanares encadenan ya sin conocer la derrota tras el empate a unos cosechado en tierras vallisoletanas.
Una gran racha que ha colocado a los colchoneros a la cabeza del Grupo I de Segunda División B. Unos resultados fruto del gran proyecto que los altos dirigentes del equipo blanco y rojo han sabido dirigir. Y una cifra cosechada tras imponer el juego sobre la mesa frente a un aguerrido y siempre complicado filial castellano que nada fáciles puso las cosas a los visitantes.
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Locales y visitantes enseñaron sus cartas en los instantes iniciales de primera parte. Como si de una estudiosa partida de ajedrez se tratara, los dos equipos dispusieron los primeros minutos del encuentro a buscar a su respectivo rival. Un intercambio de golpes en el que el control del cuero quedaba dividido sin un dueño claro del mismo.
Aunque en esto del fútbol no hay un guion escrito. Y entre tanteos y tanteos, el Atlético de Madrid supo aprovechar primero la oportunidad señalada. Una jugada colectiva del combinado indio finalizó en un oportuno Tachi en el segundo palo dentro del área para hundir el cuero en las mallas de Samuel y colocar el 0-1 en el electrónico al filo del descanso. Gol psicológico que se dice. Mazazo para los locales que se traduce.
Mas el rival no era uno cualquiera. La charla en el vestuario de Miguel Rivera a sus jugadores pareció plantarse bien en sus cabezas. Ni cinco minutos transcurrieron para que Mario volviera a poner las tablas en el marcador después de un cabezazo dentro del área.
Un empate que nada hizo distraer a los chicos de Óscar Fernández. Desde ese momento, control del balón por parte de los visitantes y asedio total a la portería defendida por Samuel. Un Samuel que bien cerca vio como el segundo de los rojiblancos casi hace acto de presencia por mediación de un testarazo de Mollejo. Mas el balón de la ‘estrella’ atlética se marchó lejos de la meta pucelana.
Aunque el marcador dictaría que no se movería más en la tarde vallisoletana. Darío quiso contradecir a ese aparato electrónico que marca los goles, pero su remate frente al arco local no encontró toda la rosca suficiente para materializarlo en el segundo tanto. 1-1 en el marcador y nueva jornada durmiendo como líderes. El próximo encuentro, los filiales del Manzanares buscarán ampliar su gran racha en el derbi madrileño frente al Internacional de Madrid en el Cerro del Espino.
