Los vallisoletanos recuperan sensaciones tras tres derrotas consecutivas, mientras el Alcorcón sigue colista de la Segunda División.
El mundo del fútbol tiene complicados puntos de comprensión. Nadie conoce el camino para triunfar, pero tampoco para poder llegar a la élite y consolidarse. La vida te presenta las oportunidades y debes saber reconocerlas y aprovecharlas. Pero a Álvaro Aguado nunca le llegó ese momento hasta que alcanzó los 25 años. Cuando su destino parecía lejos de Valladolid, llegó Pacheta y empezó a cambiar su carrera. Ahora, a través de sus botas, es él el jugador que está despertando al club.
Cambios en el dibujo
Los últimos resultados del conjunto vallisoletano habían creado una nube que emborronaba toda la ilusión que se había generado desde la llegada de Pacheta y con el comienzo de inicio de campaña. Pero el desastre en Burgos abrió una brecha de la que no se recuperó hasta el día de hoy. La visita del Alcorcón traía buenos recuerdos ya que fue el rival con el que se conformó el ascenso del Real Valladolid en la temporada 2011/2012. Además, los madrileños no atravesaban una situación extrema tras la destitución de Anquela y al situarse como colista de LaLiga SmartBank.
El primer paso de Pacheta para cambiar el estado de su equipo fue modificar su hoja de presentación en la cual destacó un sistema planteado con tres centrales y dos carrileros. Pasó a una formación más que conocida en el José Zorrilla con un 4-4-2 que representaba a Sergio González, anterior técnico blanquivioleta. Sergio León se estrenaba en una titularidad con su nuevo equipo, al igual que Gonzalo Plata, y destacaba la suplencia de Óscar Plano que había comenzado todos los partidos del curso desde el terreno de juego.
Aprovechar el momento
Las únicas dudas que se podían plantear ante el nuevo once de Pacheta podían situarse sobre el doble pivote formado por Roque Mesa y Aguado. La ausencia de un guardaespaldas podría perjudicar gravemente al Real Valladolid por las características de ambos jugadores, sin embargo, a falta de físico la mejor forma de defenderse es con balón. Los dos blanquivioletas dirigieron los ataques del equipo de diferentes formas. Aguado con mayor presencia en el área rival y Roque Mesa de una manera más posicional. Y funcionó. La característica presión del equipo de Pacheta provocó que Aguado recuperase el balón y tras una combinación con Weissman llegó el gol del ex del Córdoba, el cual era su primer gol con la elástica blanquivioleta.
El Real Valladolid se había recuperado de todos los golpes recibidos en los últimos tres partidos. El miedo se había perdido. Aguado reinaba, Plata creaba sensaciones, Roque ponía la templanza y la pareja formada por Sergio León y Weissman creaba el aroma a gol. Pero el 1-0 y las ocasiones desaprovechadas eran oportunidades para que el Alcorcón reviviese de lo que era una pesadilla. Y en un centro lateral, despiste incluido de Plata, y un poste sobre la portería de Roberto estuvo el partido. Esa oportunidad que la vida brindó al equipo madrileño no se aprovechó. Y ante un equipo necesitado de puntos no se puede perdonar. Weissman terminó sentenciando para aliviar tanto a Pacheta como para el público del José Zorrilla.
FICHA TÉCNICA
Real Valladolid: Roberto; Luis Pérez (Janko 81’), Queiros, Kiko Olivas, Lucas Olaza; Roque Mesa (San Emeterio 81’), Aguado, Gonzalo Plata (Óscar Plano 72’), Toni Villa (Anuar 63’); Weissman, Sergio León (Cristo 72’).
Alcorcón: Dani Jiménez; Laure, Fernández, Gorosito; Fraile (Asencio 63’), Zarfino (Lucho 46’), Gorostidi (Juanma Bravo 79’), Moyano, Bellvís; Al Badaboui (Arribas 63’), Hernández (Córdoba 79’).
Goles: Aguado (1-0, 19’), Weissman (2-0, 86’).
Árbitro: S. Ais Reig.
Estadio: Nuevo José Zorrilla.