El fútbol es así. Segunda División es así. Cuando uno menos se lo espera pasar de estar a prácticamente un empate de la salvación a, de repente, encontrarse con un corto colchón de tres puntos.
Pues eso es, señoras y señores, la Segunda División: la liga donde todo es posible. La liga en la que en una sola jornada, los cuatro de arriba ceden puntos contra los cuatro de abajo. Maravillas del fútbol español. Y, entre milagro y milagro, la Cultural. Sin saber cómo, los pupilos de Rubén de la Barrera se encuentran de cara con “otra final” como bien decía el técnico gallego en rueda de prensa. Una última bala con la que certificar la salvación virtual –pero no matemática- en Segunda División. Una última bala para, por fin, callar la boca a todo aquel que daba por muerto a este león herido.
En frente y ante su grada, la otra bala de la recámara: el Nàstic de Tarragona. Un equipo que bien peor lo tiene en comparación con los culturalistas. Y es que las llamas de Segunda B ya hacen llagas en sus talones, y un punto de diferencia entre la salvación y el descenso no es motivo de respiro en Segunda. Tal vez no ganar desde el 8 de abril tenga algo que ver en la situación de los de Cataluña. El próximo sábado, a las 16:00 horas, se podrá admirar qué equipo teme más al fuego de los dos.
Así llegan los dos equipos
Bien diferentes son los precedentes de esta gran final entre los dos equipos. Comenzando con los locales. Haber conseguido un punto de 15 en las últimas cinco jornadas ha hecho que los tarraconenses estén donde estén: al filo de la cuerda floja. Y lo que es peor, el conjunto rojo lleva nada más y nada menos que un mes y once días sin encontrar puerta. Su último gol, frente al Real Valladolid en un ya lejano 8 de abril; curiosamente en su última victoria. De su mano y la de su hinchada está volver a familiarizarse con el gol ante los leoneses o, de lo contrario, prorrogar más aún su situación. Hasta el punto que no haya más balas en la recámara.
Al otro lado de la península, la Cultural. Los leoneses buscarán saciar su sed de victoria en su estreno en el Nou Estadi. Esa misma sed que les fue arrebatada en los últimos instantes del choque frente al Lugo. Y es que, si de rachas hablamos, los cazurros llegan con un giro de 180º respecto a los locales. Desde el 31 de marzo, los leoneses no saborean la amargura de irse a las duchas con 0 puntos. Una nueva victoria en tierras catalanas, justamente donde empezó todo -un 7 de abril en el Mini Estadi-, llevaría a cinco la ventaja de los de León frente a los de Tarragona.
El sábado, a las 16:00 horas saltarán chispas en la capital tarraconense. De ambos conjuntos dependerán si esas chispas son más parecidas a la hoguera de San Juan en Boisán de la maragatería o, si por el contrario, son más parecidas a las que sueltan las bengalas de las Fiestas de Santa Tecla.
