Como se hacía presagiar, la Real Sociedad ha rescindido el contrato de Alberto De la Bella y éste ya ha volado a las islas canarias para unirse a la UD Las Palmas.
De error garrafal tacho yo la marcha de Alberto. Un chico que llegó en su día procedente del Sevilla Atlético, se ha hecho querer. Si he encendido el móvil (ordenador no tengo, que sigo de vacatas) para escribir estas líneas, ha sido por todo el cariño que he visto por parte de la hinchada y como no, por parte de sus compañeros, que son, a fin de cuentas, los que mejor lo conocen junto a su familia.
Y es que, De la Bella nunca ha sido ese jugador desequilibrante ni mucho menos goleador, pero desde su puesto de lateral siempre cumplía. Estaba ahí, hacía su trabajo. Es cierto que tras su retorno tras una breve pero intensa travesía por el Mediterráneo, en el Olimpiakos concretamente, no ha sido el mismo. Los años pesan y la competencia acecha; y por desgracia para él, ambas han ido tumbándole. Con Eusebio en el banquillo ya empezó a jugar menos dado que el vallisoletano apostó (a comienzos del campeonato) fuertemente por Kevin. Y este curso ya no tenía sitio alguno en el esquema inicial de Garitano. Era de esperar que chupara banquillo al contar con un portento como Theo en el carril izquierdo, pero en mi caso, no esperaba su salida y como ya indiqué hace unos días, sí la de Kevin.
Pero bueno, mis deseos no son ni mucho menos órdenes, por lo que no queda otra que asimilar la situación y tirar para adelante, que hay «problemas» (si esto se considera problema) mil veces mayores.