Sin goles en El Sadar, Osasuna y Real Valladolid sienten que los tres puntos podrían haber caído en beneficio propio tras las ocasiones generadas. Con en punto generado, ambos se mantienen fuera del descenso.
A falta de doce jornadas para la finalización de LaLiga, los equipos buscan reducir los riesgos con la intención de conseguir su objetivo. En el caso del Osasuna y del Real Valladolid no es otro que la permanencia, por lo que se opta por planteamientos más conservadores con frecuentes interrupciones para evitar el despliegue rival. El Sadar fue testigo de un encuentro con miedo al error.
Un fuera de juego de milímetros
Quiso el Osasuna arrinconar a los vallisoletanos desde el comienzo del partido por medio de una presión no tan asfixiante pero sí incómoda. Roberto, sin opciones para comenzar la jugada desde su portería, no tenía otra opción que enviar los saques de puerta en largo, que a su vez se traducía en una pérdida tras otra debido a la superioridad física de Aridane y David García ante Weissman y Guardiola. “Necesitamos una posesión larga”, debía resonar en la cabeza de Sergio González. Cuando más se necesitaba a Roque Mesa, este andaba sin rumbo y con la brújula estropeada, superado por la intensidad de Brasanac.
El dominio rojillo estaba falto de la electricidad de sus extremos. Rubén García y Kike Barja no estaban cómodos a pie natural y ello impedía efectuar centros limpios hacia Budimir y Calleri. Una vez cambiados de bandas ambos y con más tendencia a ocupar pasillos interiores, la presencia de los laterales aumentó al encontrar espacios vacíos por delante. Sería Nacho Vidal el generador de la primera gran ocasión del encuentro al superar a dos rivales y habilitar a Calleri dentro del área. El argentino, sin un mínimo de duda, golpeó al primer toque a la esquina inferior de Roberto. Lo que parecía el primer gol del duelo, un fuera de juego de Budimir al rozar el disparo de su compañero provocó que el 1-0 quedase anulado.
La consolidación de Janko
Necesitaba soluciones el Real Valladolid para no terminar con un repliegue excesivo. A falta de un ataque posicional, la versión contragolpeadora que se vio en Vigo y contra el Getafe volvió a emerger a partir de la figura de Janko. El suizo, olvidado durante un largo tramo de la temporada, se ha afianzado en el lateral derecho a partir de su potencia y su capacidad de sorpresa eligiendo adecuadamente cuándo subir. Janko, tras un despliegue habilitado por Guardiola que desorganizó al Osasuna, logró conectar con Weissman que, poderoso de espaldas a la portería, pudo alargar la jugada hacia Orellana. El chileno, sin presión alguna, envió la ocasión a las gradas.
Los blanquivioletas, más atrevidos en la segunda parte, no se conformaban con el 0-0 cuando el Osasuna empezaba a ver el empate positivo. Primero, un disparo lejano de Roque Mesa rozaba la escuadra de la portería de Sergio Herrera, y poco después la segunda ocasión del encuentro de Orellana tras el centro de Janko, la cual volvió a tener el mismo desenlace que su primer intento: las gradas de El Sadar. Con un ganador en cada parte, el reparto de puntos sirve para mantener la distancia respecto a los puestos de descenso.
FICHA TÉCNICA
Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Aridane, David García, Manu Sánchez; Moncayola (Javi Martínez 85’), Brasanac (Lucas Torró 70’), Kike Barja, Rubén García (Jony 70’); Calleri (Adrián 77’), Budimir.
Real Valladolid: Roberto; Janko, Joaquín, El Yamiq (Bruno 85’), Lucas Olaza; Alcaraz, Roque Mesa (Míchel 79’), Óscar Plano, Orellana; Sergi Guardiola, Weissman (Kenan Kodro 79’).
Árbitro: De Burgos Bengoetxea.
Estadio: El Sadar.
