El gol del ‘9’ del Alavés permite a su equipo salir de los puestos de descenso y celebrar el centenario del club con una victoria. A los vallisoletanos sólo les separa un punto del antepenúltimo puesto.
Cuando el miedo se apodera de un equipo, los obstáculos en el camino no dejan de aparecer y sólo la suerte puede cambiar el rumbo. Sergio González ha pasado de su capacidad de convicción a transmitir una inseguridad que se ha empoderado de sus jugadores. Ya no es que su conjunto no consiga superar a su rival, sino que ya no logra ni ofrecer una oposición. El aroma de la Segunda División, cada vez más intenso, está empezando a conmocionar tanto a Sergio como a su plantilla.
Sin detectar el problema
El Alavés, asentado como una de los rivales directos del Real Valladolid, tampoco estaba cosechando unos últimos resultados positivos, sin embargo, estaban condicionados por el tipo de equipos a los que se había enfrentado y que ocupan la parte alta de la clasificación. A pesar de ello, la buena imagen suele estar presente en ese tipo de partidos en los que los vitorianos son claramente inferiores. Es el hándicap de los vallisoletanos, contra equipos de una mayor entidad son incapaces de plantar cara. Por ello, resulta vital conseguir puntos contra clubes con mismas aspiraciones. Pero el estancamiento ha llegado a Valladolid.
El propio planteamiento de Sergio ya daña indirectamente a su equipo. Sin dominio de la posesión, con un bloque replegado y con único delantero resulta de máxima dificultad, por no decir imposible, crear ocasiones de gol. Weissman, consolidado como el delantero titular, pierde todo tipo de cualidad si el área rival se encuentra a 60 metros de distancia. Además, tampoco es un jugador que pueda retener balones y permite alejar al equipo de la portería de Masip. Los automatismos entre compañeros son fundamentales para generar algún tipo de ventaja, pero en el Real Valladolid no existe sinergia alguna.
Joselu, premio al esfuerzo
El miedo a cometer un error que desequilibró el partido permitió al Alavés gozar de una superioridad poco frecuente durante los 90 minutos. Si Lucas Pérez fue el jugador que rompió el bloque organizado del Real Valladolid, como ya ocurrió en el José Zorrilla, sería Joselu el encargado de romper el empate. El ‘9’ aprovecharía un centro intencionado de Aguirregabiria al primer palo para ganar la posición a Joaquín y batir a Masip. Una ocasión, un gol y tres puntos que alejaban al Alavés de los puestos de descenso. Mientras, los vallisoletanos pueden acabar la jornada en la penúltima posición del campeonato. Lo que vuelve a demostrar que a Sergio se le han agotado los recursos.
Ratificado el técnico por Miguel Ángel Gómez, director deportivo de la entidad castellana, puede que esa decisión conlleva un descenso de categoría. El proyecto de Ronaldo sigue sin iniciar el esperado trayecto y los refuerzos invernales, Lucas Olaza y Kenan Kodro, parecen no ser suficientes para que la permanencia se logre sin dificultades. Ipurua será su próxima visita.
FICHA TÉCNICA
Alavés: Pacheco; Ximo Navarro (Aguirregabiria 59’), Tachi, Lejeune, Rubén Duarte; Manu García (Battaglia 82’), Tomás Pina, Édgar Méndez, Luis Rioja (Córdoba 59’); Lucas Pérez, Joselu (Deyverson 90+1′).
Real Valladolid: Masip; Luis Pérez, Joaquín, Bruno, Olaza; Fede San Emeterio, Roque Mesa (Alcaraz 63’); Hervías (Toni Villa 63’), Kike Pérez (Kenan Kodro 63’), Óscar Plano (Orellana 79’); Weissman (Waldo 79’).
Goles: Joselu (1-0, 66’).
Árbitro: Soto Grado.
Estadio: Mendizorroza.
