Ante la salida de jugadores importantes de la plantilla rojiblanca, el Atlético debe hacer un esfuerzo para seguir manteniendo el nivel de los últimos años. Si hay un jugador que debe dar un golpe en la mesa es el galo Thomas Lemar, que debe justificar los 80 “kilos” que hace un año se pagaron al club monegasco para obtener sus servicios.
Por una serie de sucesos no gozamos de todas las dotes que puede ofrecer Thomas Lemar, que en la pasada temporada nos ofreció en muy pequeñas dosis, y que hasta ahora solo se ha podido ver un espejismo de éste.
Desde el día de su presentación prometió que iba a darlo todo por el club y la afición rojiblanca puso grandes expectativas en él. Su sobresaliente partido contra el Real Madrid en la final de la Supercopa de Europa en Tallin maravilló a todos, pero su juego a lo largo de la temporada fue desvaneciéndose.
El galo, que ya no contará con sus compatriotas Griezmann y Lucas, desde final de temporada ha reafirmado su compromiso con el club. Este año apunta a ser el idóneo para su explosión y adquisición de importancia en el equipo, asentándose en el once inicial y adueñándose del balón parado. Tal y como se ha podido observar en sus redes, está totalmente integrado con el grupo y preparado para la pretemporada.
Su nueva posición, clave
El entrenador rojiblanco parece haber encontrado su posición ideal, un poco más centrada. El año pasado se le podía ver incómodo jugando pegado a una banda, más centrado en labores defensivas que atacando y aprovechando su buen disparo. Este año tendrá la oportunidad de jugar de interior, o incluso de segundo punta. Esta posición era la ocupada por su compañero de selección, y en la que podrá explotar sus grandes cualidades.
Lemar, fijo en las convocatorias de la selección gala, contará con un aliado de lujo con el flamante fichaje Joao Félix, surtiendo de balones a los arietes Morata y Diego Costa. Debe dar ese plus al equipo demostrando su desequilibrio, regate y visión de juego que le catapultará al once del combinado nacional de los «bleus».