Lo que era un secreto a voces, se hizo oficial. El Reus queda expulsado de la LFP durante tres años, y además, tendrá que pagar una multa de 250.000 € por el incumplimiento de los deberes adquiridos con sus jugadores.
La noticia saltaba poco antes de finalizar 2018, cuando la LFP dio el primer aviso al Reus, denunciado por impagos. Joan Oliver, al cargo de la directiva del club catalán afirmó «todo se va a solucionar». Fue pasando el tiempo y los jugadores no cobraban. Pese a esto, ellos hacían lo que mejor saben, jugar al fútbol. Desde que se conoció la noticia ganaron en Alcorcón y Málaga, campos muy complicados y de la zona alta de la tabla.
Numerosos jugadores fueron abandonando el club, poco a poco, hasta el punto de quedar tan solo 12 jugadores con ficha en la primera plantilla y el resto jugadores del filial, mayoritariamente juveniles. El minuto en Alcorcón con los jugadores abrazados en el medio del campo fue emotivo e hizo que la noticia llegase a todos los medios. Por esto, se empezaron a recaudar fondos que de nada han servido.
Esta crítica situación hizo que el pasado 21 de enero, la empresa americana US Real State Investiment adquiriese el 99’7% de las acciones del Reus, vendidas por Joan Oliver. En este momento, medios y aficionados pensaban que el equipo podría seguir compitiendo. Pero el ultimátum llegó cuando el Juez de Disciplina dijo que hoy, día 28, se daría el resultado final.
Desgraciadamente, el Reus ha sido sancionado y no podrá participar en la LFP, primera y segunda, en los próximos tres años. Es la primera vez que ocurre esto desde 1984, año en que se creó la LFP.
Ascendieron como héroes y se marchan siéndolos . Todo el mundo recordará a ese Reus que se vio hundido en la miseria por su directiva, pero pese a ello seguía sacando los partidos adelante. Si el fútbol es justo pronto volverán a donde se merecen.
