Los de Klopp consiguieron una victoria muy necesaria para mantenerse en la lucha por el liderato de la Premier. Los goles de Mané y Firmino hacen que el Burnley se mantenga en la zona baja de la clasificación.
El Liverpool venía de perder el liderato en el campo de su vecino, Goodison Park. El empate sin goles contra el Everton y la victoria del City en el Vitality Stadium hicieron que se cambiaran los papeles. La presión era evidente, y aún más sabiendo que los de Guardiola vencieron ayer ante el Watford. Pero el Burnley de Dyche también necesitaba los puntos para salir de la zona baja de la tabla. Se preveía una gran batalla.
El partido se le puso cuesta arriba a los ‘reds’ en el 6’. Un gol olímpico de Westwood puso el 0-1 en el marcador. Un tanto no exento de polémica, ya que Tarkowski cometió una falta a Alisson que el árbitro no indicó. Tras el gol inesperado de los ‘clarets’, el Liverpool comenzó a tomar las riendas del encuentro. Pero no era capaz de espantar el nerviosismo.
Aun así no tardaron en lograr el empate. Una buena pared entre Salah y Wijnaldum acabó en gol de Firmino que solo tuvo que empujarla tras el pase del egipcio. El asedio era constante pese al empate. Y consiguieron su recompensa.
Veintidós minutos tardaron en remontar el partido. Un mal despeje de Bardsley acabó en los pies de Mané, que no perdonó. El senegalés la puso fuerte y al palo largo para adelantar a los suyos. Con este tanto, el partido se fue enfriando.
El Liverpool levantó el pie del acelerador y cuidó sus espaldas. A los de Dyche les faltaba un hervor para poder generar peligro. Pero la solidez defensiva de los ‘reds’ contrarrestaba cualquier contraataque. Nos fuimos al descanso tras una primera mitad sin apenas ocasiones.
Tras el descanso, los locales buscaban el tercero consciente de que en cualquier momento podían empatarle. Los jugadores ‘reds’ combinaban con rapidez pero no concretaban las jugadas en la portería rival. Y la incertidumbre crecía cada vez más con las llegadas del Burnley.
Pero en el 67’ arribó el segundo gol de Firmino propiciado por un mal saque de Heaton. Salah cazó el saque de puerta y, cuando estaba en posición de disparo, Tarkowski le robó el esférico. Pero el balón quedó muerto y, entonces, apareció el brasileño para llevar la tranquilidad a Anfield. Seguidamente, Klopp dio entrada a Henderson.
Con este tanto, ambos equipos decretaron la tregua. El equipo local ya pensaba en el partido contra el Bayern de Múnich, mientras que los de Dyche se dieron por vencidos. O al menos eso parecía. Cabe destacar la entrada de Crouch que fue ovacionado por la afición ‘red’ tras haber estado tres de sus mejores años en el equipo de Merseyside.
En el 82’ Sadio Mané pudo poner el cuarto tras un buen centro de Arnold, pero su mal disparo se fue al larguero con la portería vacía. Cuando todo parecía acabado, el Burnley recortó distancias con un gol de Gudmundsson a pase de Vydra. Pero era demasiado tarde. Y los espacios que dejaron los visitantes los aprovechó Mané para anotar el cuarto tras una gran asistencia de Sturridge.
Tres puntos que pudieron escaparse pero al final se quedan en Anfield. Y hacen que el Liverpool siga pisándole los talones al City de Pep. La otra cara es la del Burnley que rozó el empate pero se marcha con las manos vacías. Los ‘reds’ se medirán el miércoles al Bayern por un puesto en cuartos de final de la Champions League mientras que el equipo ‘claret’ se medirá al Leicester en un encuentro clave.