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Sandra Ramajo, el arte de no rendirse jamás

Vuelta al campo de Sandra Ramajo tras la dura lesión.

Recientemente Sandra Ramajo ha colgado las botas. Ahora será segunda de a bordo del filial del último equipo por el que sudó la camiseta, el Albacete. Pese a que nació en el País Vasco -donde el fútbol femenino siempre va aventajado-, no dejó de tener que sortear diversos sinsabores hasta llegar a convertirse en una futbolista de referencia. De las que lucharon, luchan y lucharán por el fútbol femenino. De las que abrieron hueco, siempre con una sonrisa. Pero San es mucho más que fútbol -y eso es mucho decir-.

Sandra Ramajo, en sus inicios en el fútbol femenino en el colegio.

Es difícil recordar el momento exacto en que Sandra Ramajo comenzó a dar patadas a un balón. Prácticamente nació con uno en los pies y su familia tiene muchísimo que ver. “Yo desde bien pequeñita ya llegué a ver a mi padre jugar. Y claro… luego tengo una hermana mayor, que me saca dos años, que también”. El caso es que a San le fascinaba ver rodar el esférico. Daba igual lo que estuviera haciendo, al final lo dejaba todo para dedicarse a él en cuerpo y alma –aunque lo que estuviera haciendo era ver un partido de fútbol-. No podría haber terminado de otro modo que no fuera siendo futbolista. Y de las buenas, en todos los sentidos. De las que han luchado y luchan, aunque acabe de colgar las botas, para que el fútbol femenino se termine de desarrollar y pueda ser plenamente profesional.

Cuando era pequeña no sabía que podía dedicarse a jugar al fútbol, solo la movía su amor por él. Lo más parecido a una referencia que tuvo a nivel mediática fue Milene Domingues, ‘Ronaldinha’, conocida así por ser la pareja de Ronaldo. No solo era la esposa del mítico futbolista madridista, además la brasileña formaba parte de las filas del Rayo Vallecano y era muy mediática. Al final sus primeros referentes fueron hombres: Ronaldo, Ronaldinho, Javi De Pedro -dentro de la Real-… «En fútbol femenino por esas épocas no os voy a mentir, no existía casi nada», reconoce San. Más adelante sonaron figuras importantes como ella, del estilo de Marta Vieira da Silva, Verónica Boquete… No fue hasta su adolescencia, cuando ya jugaba, que comenzó acudir a ver partidos de Superliga. «Yo iba a ver al los equipos cuando el Athletic no era el Athletic», antes de que el Athletic absorbiera al Leioa, Sandra Ramajo disfrutaba de la actuaciones de las míticas Arantza del Puerto, Eli Capa…

Sí bien por aquella época se vivía un contexto diferente, donde apenas podía ver que el fútbol femenino existía, Sandra contó con la referencia de su hermana mayor.  Durante los primeros años de colegio la diferencia de edad les hacía imposible disputar los partidos juntas, sin embargo pasaron muchos años vistiendo la misma elástica. Y no hay nada que disfrutaran más.

Primer varapalo, en Irún

La exfutbolista San recuerda con mucho cariño su etapa en el Marañón, equipo de Irún que la hizo disfrutar del fútbol y que ya por 2006 guardaba en sus filas a futuras estrellas del balompié, como Nekane. Cerca de cinco años jugó con Ovanya, su hermana, su amiga, su capitana en Liga Nacional. Su primera maestra, futbolística y de la vida.

Lo cierto es que pese a que para Ovanya el fútbol no ejercía tanta fuerza como para San, “cuando llegaba al campo tenía muchísima más mala leche” que la segunda. “Era cañera y creo que eso también me vino de ella”, cuenta Ramajo. La buena relación entre ambas hizo que las dos sufrieran igual la dura situación que se le vino a la mayor por delante: rotura del ligamento anterior cruzado. Quienes sepan de fútbol ya les sonará que San sufrió una lesión igual en 2018, pero la de Ovanya fue mucho más atrás en el tiempo. “Y no es lo mismo recuperarse en un club con nombre que está en Primera, con respaldo económico que hacerlo en uno que está en categorías inferiores donde te tienes que recuperar como puedes”, se lamenta Sandra.

Sandra Ramajo: «Tardaron meses en hacerle una resonancia y casi un año en operarla»

A eso hay que sumar que la evolución del fútbol femenino ha sido muy rápida desde hace un lustro, pero que hace más de una década las condiciones de las futbolistas eran pésimas. “Para hacerle una resonancia tardaron no sé cuantos meses. Cuando eso en un club te lo hacen en unos días. Y qué decir de operar, pues casi estuvo un año para poder operarla. La lesión la tuvo que pasar ella sola prácticamente”, explica Sandra Ramajo.

Sandra y Ovanya de pequeñas.

Todo eso, truncó el futuro de Ovanya en el mundo del fútbol, que terminó abandonando de forma prematura. Para San también supuso un duro golpe, la apreciaba no solo por llevar su sangre, sino porque consideraba que era buena futbolista. “No le pudo llegar la oportunidad de acabar en un club como la Real Sociedad y siempre me queda esa cosita”, se lamenta Sandra.

Durante muchos años, Ovanya se mantuvo alejada no solo del rectángulo de juego, sino también de los campos en general. No era fácil para ella ver a su hermana, aunque finalmente lo superó. Abandonaba su tabla de surf, a la que se aficionó muchísimo funcionando a modo de salvavidas para ella -curioso, porque se labró un porvenir como enfermera, de las que han estado al pie del cañón durante la pandemia provocada por la Covid19-, y no se perdía un encuentro de su hermana, jugara donde jugase. Madrid, Valencia, Andalucía… se recorría con La Real todo el mapa de España. Lo hizo poco a poco, de forma escalonada, como cuando vas a meterte en una piscina o playa y te vas mojando primero cada extremidad. Sandra siempre empatizó con ella y comprendió su situación, pero verla luego en las gradas de forma más asidua supuso para ella una alegría inmensa.

  • Se convirtió al final en tu mayor fan.
  • Sí (risas). Pero yo sé que el dolor le hacía no venir. Y ahora está tan feliz de verme jugar… Incluso ahora que yo lo he dejado ella sigue siendo la mayor fan de la Real Sociedad.

Cuando llegó el momento de abandonar el Mariño, para el que Sandra jugó durante unos cinco años, no pudo evitar hacer una recapitulación de todo lo aprendido. Llegaba a un club importante donde tendría la oportunidad de desarrollarse como futbolista para ser más profesional. Algo que la llenaba de ilusión sobremanera.

Recordó todo lo aprendido con ‘Zikiro’ –José Luis Alzugaray-, el primer entrenador que tuvo y con el que aprendió buena cantidad de movimientos en el campo que a día de hoy sigue utilizando. “Él me aportó ese primer toque para entrar en el mundo del fútbol: saber posicionarte en el campo. Saber lo que te pide el juego, lo que hay que hacer a cada momento y todo eso lo llevé durante años porque lo recordaba”, comenta Sandra.

En San Sebastián, crecimiento y madurez

La ilusión de aterrizar en un equipo más grande, de mayor categoría, con más nivel… El sentimiento de flotar en una nube… Pueden no ser buenos compañeros de viaje y eso es lo que le enseñó el primer entrenador que tuvo en su larga etapa como futbolista txuri-urdin. “Tienes que tener los pies en el suelo”, le dijo desde el primer momento Javier Garmendia. En su vida futbolística, Sandra Ramajo jamás había pasado tanto tiempo en el banquillo como con él, “él me sentó, me dijo que estaba aquí pero que tendría que trabajar”.

Ramajo: «Me hizo ganarme el puesto, ahí fue cuando arranqué con la Real»

Y tanto que trabajó. Lo cierto es que con él Sandra maduró muchísimo, sobre todo en lo personal. En el plano deportivo, fue él quien se dio cuenta de que ella –que venía de jugar como extremo- se defendía mejor en el lateral. “Me hizo trabajar muchísimo y me hizo ganarme el puesto, ahí fue cuando arranqué con la Real”, se sincera Ramajo.

Primera temporada de Sandra Ramajo en la Real Sociedad.

Lo que no imaginaba Sandra era el apoyo y el cariño que recibiría de una afición tan fiel como la que tiene el conjunto vasco. Desde sus primeros entrenamientos, un gran seguidor de la Real ya la estuvo observando, Luismi. “A la Sandra futbolista la conozco desde hace mucho tiempo, desde la primera vez que la vimos entrenando en Zubieta”, explica. Junto a él, otro joven aficionado, Oier, disfrutaba como nadie viendo a las futbolistas del equipo de sus amores. “Han sido años de entrenamientos, de partidos, de fotos, de autógrafos… Y viendo el crecimiento de ella que ha sido constante”, asegura Luismi.

Así es, el rendimiento de Sandra Ramajo subía como la espuma en Zubieta, con la Real Sociedad. Que terminó siendo su casa, su familia. Cada vez más se iba ganando la titularidad. Y su crecimiento iba ligado al de todo el equipo que terminó convirtiéndose, a la postre, en uno de los mejores de la Primera división femenina española.

Se fue labrando un maravilloso porvenir y disfrutando del arte del fútbol como nunca antes. Enamorada de Zubieta, de sus compañeras, de su gente. Así fue creciendo con cada uno de los entrenadores de los que sacó buenas enseñanzas –Jose Manuel Etxabe, Unai Gazpio, Igor Sanmiguel, Juanjo Arregui…-.

Aunque no hay duda de que fue con Gonzalo Arconada con el que la profesionalidad se hizo cada vez más notoria en el equipo femenino de la Real. En la primera reunión que tuvieron las capitanas con él ya se lo dejaron claro. “Le pedimos que queríamos ser profesionales a todos los niveles y llegó y arrasó con todo: la manera de entrenar, la exigencia en el campo, el físico, cuidarnos, partidos, charlas…Todo”, asegura.

  • Es decir, ser futbolistas 24/7.
  • Exacto, con él como que me sentí más futbolista, más profesional.

Con Arconada el conjunto txuri-urdin vivió un crecimiento enorme

Gonzalo Arconada se tomó al pie de la letra las peticiones de sus jugadoras y así lo hizo. Y con él el conjunto txuri-urdin vivió un crecimiento enorme. “Todavía desarrollé más esos valores de la exigencia, el trabajo, etc”. Porque Arconada siempre ha tenido “ese papel de ser muy exigente” que termina fortaleciendo a la futbolista y al grupo. Por eso, “saco conclusiones muy positivas”, dice Ramajo.

Pero dentro de tanta gloria, también hubo espacio para la pena. “A la Sandra persona la empiezo a conocer un poquito más tarde, en uno de sus peores momentos, cuando se rompe el ligamento anterior cruzado en un partido contra el Athletic”, relata Luismi. Él estuvo muy pendiente de ella durante todo ese largo y duro camino de recuperación. “Intercambiamos algún mensaje, horas de charla… Ella me hace entender lo difícil y duro que es para una mujer en este país ser mujer y futbolista”, explica.

  • ¿Cómo fue el momento de esa lesión?
  • Pues muy jodido (risas).

Para Sandra ese día fue, sin duda, un punto de inflexión en su carrera deportiva. “No había tenido una lesión en mi vida”, explica San. Pero aquel fatídico día de mayo en 2018, en el que se disputaba la ida de las eliminatorias de cuartos de Copa de la Reina, la exfutbolista vivió uno de los peores momentos de su vida.

Para entender aún más cómo lo vivió hay que tener en cuenta todo lo que se le estaba cociendo en la cabeza a la futbolista. Hay que partir de que se trataba de uno de los derbis más apasionados dentro del universo del fútbol femenino y que la Real Sociedad contaba con el plus de que jugaba en casa (y sería el último partido de la temporada delante de su gente).

Sandra Ramajo acumulaba tensión por momentos. Aún no estaba clara su continuidad en el conjunto por entonces dirigido por Arconada porque no había plasmada ninguna firma, la semana antes se había marcado un gol en propia en la primera vez que Anoeta abría sus puertas al derbi femenino vasco y había tenido que pasar varias noches durmiendo en un hospital para acompañar a su madre recién operada. “No fue una operación grave, pero había que estar con ella”, explica.

Sandra Ramajo: «El primer gol en Anoeta me lo metí yo en propia»

Anoeta acoge el derbi vasco.

A ella la incertidumbre de no haber terminado de cerrar los últimos flecos del contrato le aumentó al ser consciente de la metedura de pata en el estadio. “La semana antes habíamos jugado en Anoeta contra tantísima gente, que yo en mi vida había jugado con tanta gente delante. El primer gol en Anoeta me lo metí yo en propia. Se nos juntó todo eso. Perdimos 1-4”. Y todo se fue acumulando.

Cuando llegó la eliminatoria de Copa, la tensión acumulada hizo de las suyas. San ya se levantó extraña y comentó en casa que se encontraba rara. Malos presagios. Sabía que lo importante era darlo todo por el equipo en un partido de tales características, ser competitiva y hacer un gran papel. Pero no podía eludir la fatiga mental que unida a la física formaba un combo perfecto para el fracaso. “Hoy en día es algo que me ha hecho aprender, hay que hacer caso a la cabeza”, confiesa.

Pero en ese momento quiso intentarlo. Hasta las últimas consecuencias.  “Fue en el minuto 10 de la primera parte no llegué a más. En un balón dividido con Lucía íbamos las dos fuertes al choque. Yo pensaba que ella iba a parar, ella pensaba que sería yo… y al final nos íbamos a dar el cabezazo y frené antes. Ella también frenó y en el frenazo antes de golpearme con ella, la rodilla se me quedó clavada. Entonces me caí para atrás y allí fue donde escuché el crack y ahí fue cuando el crack fue crack total en mi cabeza”, relata.

Sandra Ramajo: «Pide el cambio ya, que yo no sigo. Esto está roto»

Ella sabía que no sería asunto baladí y las futbolistas de uno y otro equipo, también. No pasó mucho tiempo desde que Sandra estuvo lamentándose y quejándose de dolor en el césped y que salieron las asistencias, pero para ella fue un mundo. “Pide el cambio ya, que yo no sigo. Esto está roto”, acertó a decirle en ese momento al fisio. Más largo aún se le hizo el tiempo que estuvo con hielo, en el banquillo. Viendo el partido, pero sin mirar. Dándole vueltas a la cabeza y deseando ducharse y estar sola para poder derrumbarse tranquila. Lanzando miles de suposiciones sobre lo que tenía y pensando en la edad que tenía, en si volvería a jugar… Todo se anudó en su mente.

Pero iba a ser difícil que se quedara a solas, San es demasiado querida y la suerte del destino quiso que Ainhoa Vicente, rival en el césped pero su mejor amiga en la vida, estuviera jugando aquel partido. Se encargó de agarrarla y animarla. Como también explica Ramajo: “Dio la casualidad de que me pasó allí, en Zubieta, en un derbi, con mi mejor amiga en el campo… todo. Y mi hermana fue a ese partido también. Y estuvo llorando un montón”.

Una vez se hubo duchado pudo acudir a ver al médico. Así lo recuerda San: “Entró el médico y ya cuando terminó el partido bajó Gonzalo corriendo, bajó alguna jugadora, bajó mi hermana y estaban todas en la misma sala mirando desde fuera. Llorando ya. Bueno aún no. Estaban con cara de pena todavía. Y ya por la cara que puso el médico…”.

  • La cara de vas a estar mucho tiempo sin jugar.
  • Sí.

Sandra Ramajo: «Tenía 31 años y me había roto el ligamento anterior cruzado»

Cuando el médico le dijo al técnico de la Real Sociedad de qué se trataba, Arconada tardó un rato en responder. Como si estuviera esperando un milagro, un error médico. “Se quedó un minuto callado, mirándome, afectado”.  Ese silencio total se hizo eterno para Sandra. Incómoda, miró hacia la puerta y pudo divisar a todas sus compañeras llorando. “Y yo ya rompí a llorar. Pensaba en que tenía 31 años y me había roto el ligamento anterior cruzado”.

De nada servían los mensajes de apoyo, los ánimos. Estaba hecho. No había vuelta atrás. Aunque en compañía, todo esto se supera mejor. No sería nada fácil, pero no se iba a rendir. “A pesar de lo difícil que era para ella, al final ni una queja, solo quería trabajar, trabajar y trabajar para volver a ser la futbolista que es”, asegura Luismi. Una de las personas que el fútbol le regaló para siempre a San.

Rendirse no es una opción

Los valores de uno y otra son muy parecidos y bajo su lema personal “rendirse no es una opción”, juntos han superado momentos difíciles. Luismi lo sabe bien, que desde joven tuvo que luchar por dar visibilidad a la parálisis cerebral con la que nació su hija y que le arrebató la vida de forma prematura. Además, la solidaridad de San va mucho más allá del campo de fútbol para aparecer en otras parcelas. Cuando se le habló de hacer un calendario solidario para PAUSOKA –Asociación de padres y madres con hijos con necesidades especiales de la que Luismi es uno de los padres fundadores-, estuvo allí la primera. Siempre con una sonrisa, siempre dispuesta. Posó con Oier y Olatz, hijos de Luismi y con otras personalidades importantes.

Calendario solidario, PAUSOKA.

El resultado fue un calendario preciosamente maquetado en el que se sumaron varias de las futbolistas de la Real Sociedad e incluso algunos  jugadores. “Al final a mí esas cosas me llenan un montón”, dice la exfutbolista. “Todo lo que sea colaborar, ayudar y que a la gente le saque una sonrisa yo me apunto la primera; siempre me ha gustado ser cercana, sacar sonrisas”, asegura San. Y concluye: “La vida pasa muy rápido y hay que disfrutarla y ver a la gente feliz”.

Luismi: «Muchos críos en Guipúzcoa quieren ser como Sandra Ramajo»

De Luismi solo salen palabras bonitas para San, quien dice transmitir los valores de su Real Sociedad como nadie. “Es la Real Sociedad ella y muchos niños y niñas ya no solo tienen el referente de Nahikari que es la goleadora del equipo y es lo fácil. Muchos críos y crías quieren en San Sebastián y en Guipúzcoa ser como Sandra Ramajo”, apunta.

Rescata de ella algo que puede confirmarse atendiendo a los hechos. Sandra Ramajo nunca iba a dejar tirada a ninguna persona. “Ella jamás se irá del campo sin que el crío o cría tenga un autógrafo o foto”, aunque el partido no haya sido para tirar cohetes. Y concluye: “Para mí Sandra es un ejemplo donde mirarme, porque jamás se rinde”.

El adiós

Sandra Ramajo pudo continuar un año más en el conjunto dirigido por Gonzalo Arconada antes de que decidiera bajarse del barco. Antes de que concluyera la temporada 2018/2019, ella anunció que era el momento de cerrar esa etapa. Y la despedida en Zubieta es uno de los momentos más significativos y bonitos para ella. “El momento más bonito de mi vida”, dice. De los que siempre va a ocupar un espacio importante en su maleta.

“Un viernes antes de ese último partido de liga, en redes sociales, doy el comunicado de que no voy a seguir en la Real. Ya grabando ese vídeo, fue durísimo. El momento de que salto al campo para despedirme de mi casa, de Zubieta… tenía una mezcla de sentimientos que en mi vida había llegado a sentir”, relata.

Tal fue la mezcla de sensaciones que al escucharse el pitido final del partido Sandra Ramajo no pudo hacer otra cosa que irse a una esquina, a solas. “Me fui a llorar porque no podía. No podía irme donde el equipo. No podía irme donde la gente. Me entró una ansiedad, me tuve que agachar que no sabía para donde tirar”, confiesa.

Ramajo: «No necesitaba un estadio lleno, sino despedirme de mi casa. Y mi casa era Zubieta»

Gonzalo y Mariasun fueron los primeros en acercarse y en conseguir que se animara a unirse al resto del grupo.  Y se hizo el espectacular homenaje. “Yo no necesito tener un estadio lleno. Yo necesitaba despedirme de mi casa y mi casa era Zubieta. Necesitaba despedirme de mis compañeras, de mis excompañeras que muchas estaban allí. Necesitaba despedirme de mi familia. Y de los aficionados que han estado desde el primer día por el tanto cariño que les he tenido y les tengo”.

Y por si fuera poco, el Atlético de Madrid, que acababa de sumar otra liga a su palmarés, le hizo un pasillo a Sandra Ramajo. “Yo les decía, pero qué hacéis si os tengo que hacer el pasillo yo a vosotras”, recuerda entre risas San. Parecía que querían hacer la despedida eterna para que Sandra Ramajo jamás dejara Zubieta, pero Zubieta siempre la iba a acompañar allá donde fuera. Y la Real Sociedad tenía que poner rumbo a Granada para disputar una final de Copa de la Reina que quedará para siempre en los libros de historia.

La gloria

Cuando se lesionó de tal gravedad el año anterior, San no se imaginaba lo que la vida le tenía preparado. Será cosa del karma, pero aún tendría lugar para la épica. Sandra Ramajo pudo hacer historia con la Real Sociedad levantando la Copa de la Reina en un Nuevo Estadio de Los Cármenes lleno de gente. Por primera vez, además, con la presencia de la persona a la que hace referencia el trofeo, la Reina de España.

Había mucho que trabajar para unas jugadoras que jamás se habían enfrentado a un escenario de tal magnitud. Un equipo que además tenía en frente a todo un Atlético de Madrid más que habituado a ese tipo de partidos. Pero lo que más se trabajó no fue lo físico, la estrategia, el juego… sino lo mental. Algo a lo que a veces no se le presta demasiada atención y que al final puede terminar decantando la balanza a tu favor, o no.

Antes de Gonzalo, las futbolistas de la Real Sociedad no habían contado con un coach que las preparara en ese aspecto psicológico. No solo lo tuvieron para la final, sino durante todo el año. Con Yon trabajaron a nivel colectivo e individual mediante diferentes sesiones de coachings. Tocaba soltar los miedos, creer en las capacidades de cada una y en las fortalezas del conjunto, ponerse en situación… “Socialmente esa semana nos hacían entrenar con aficionados, querían que vinieran muchos niños para hacer mucho ruido. Él quería generar ese ambiente, esa presión. Estás entrenando y te están gritando y te están animando como un escenario”, explica Sandra Ramajo.

También se trabajó el plano mediático, cómo actuarían delante de los medios de comunicación e incluso hicieron una barbacoa para fortalecer la unión –aunque el equipo en sí ya era un gran grupo-. Todo ese trabajo, mezclado con entrenamientos y arengas de Arconada, fortaleció la idea en la cabeza de las futbolistas de que no hay nada que no se pueda lograr.

No hay imposibles, solo improbables, dice el rapero Rayden. Y vaya si tiene razón. Posiblemente todos apostaban por el cuadro colchonero, pero la Real Sociedad consiguió que el Atlético de Madrid no se reconociera. “Nos vinimos arriba, como sacando pecho”, asegura San. Comenzaron perdiendo, pero ya habían trabajado ese escenario y siguieron remando juntas. “Nuestro trabajo fue espectacular”.

  • Hicisteis que el Atleti no estuviera cómodo.
  • Así es. Se transmitían nerviosismo en defensa, en la portería… no las vi.

Ramajo: «Estábamos tan unidas que salimos convencidas de que ese gol iba a llegar»

Celebración de la Copa de la Reina en Anoeta

Llegó el descanso con un 1-1 en el marcador, pero no decayeron. Lejos de comentar errores, tanto Gonzalo como el coach y las propias jugadoras se llenaron de mensajes positivos, ‘seguid trabajando’. “Estábamos todos tan unidos que salimos convencidas de que ese gol iba a llegar”. A diferencia de una irreconocible Lola Gallardo, Mariasun Quiñones ofreció todo un festival de paradas imposibles y el Atlético de Madrid desesperaba hasta el punto de no realizar buenas combinaciones.

Y Nahikari llegó. El gol llegó. Sandra Ramajo levantó al cielo de Granada la Copa de la Reina en una noche calurosa. Y la Copa marchó para San Sebastián en una celebración inédita donde, sobre todo, ganó el fútbol femenino.

Sua

Sua, gata de Ramajo

Hace un año que Sua convive con San. Pero ella no solo es la gata de Sandra Ramajo. Su nombre y que lleve un año con ella no es casualidad. La acogió justo después de ganar la Copa de la Reina y la bautizó como Sua en honor al grito de guerra con sus compañeras. “Sua es una palabra que trabajamos con el coach”, explica.

Durante esa semana previa a la final y cargada de dinámicas tuvieron una tarea para vencer los miedos. “Teníamos que hacer una palabra que utilizaríamos durante la final para los momentos en los que nos saliéramos de contexto para volver a meternos en el partido”, dice Sandra. Esa palabra significó un plus a la unión que ya de por sí tenían las futbolistas txuri-urdin. Era el nombre que escogieron para ganar la Copa de la Reina y es el nombre que ahora puede lucir con orgullo la gata de San.

Un nuevo camino

Después de haber logrado tal hazaña, Sandra Ramajo sintió que tocaba cerrar un ciclo. No pretendía dejar de jugar, pero era consciente de que las demás generaciones venían pisando fuerte. A lo largo del año ya estuvo valorando diferentes escenarios. Quería ver qué tal volvía de la lesión y para ello iba a necesitar minutos. “Me vi en una situación muy complicada, continuar en la Real o buscar otro camino para terminar el fútbol fuera”, dice. Es una idea que siempre había estado en su cabeza, pero que nunca había terminado de llevar a cabo. Sandra Ramajo dio un paso al lado, pero siempre agradecida con cómo la Real Sociedad la ha tratado y por lo mucho que ha disfrutado allí.

  • Vivir otras cosas.
  • Eso es, ver otras cosas, vivir otro fútbol, coger otras experiencias…

Ramajo: «Era una buena oportunidad para dejar el fútbol como quería, jugando»

Sandra Ramajo celebra un gol con el Fundación Albacete

Entonces, llegó una oferta que no rechazó. Puso rumbo a Albacete, para militar en una categoría inferior, una recién estrenada Reto Iberdrola. “Era una buena oportunidad para irme fuera de casa y darle a la rodilla todos esos minutos que quería para dejar el fútbol como yo quería, que es jugando”, explica. Lo cierto es que la pandemia provocada por la Covid-19 frustró, en parte, sus intenciones. También la de todos. Al finalizar la temporada el club se dirigió a ella para explicarles que “buscaban otras cosas” y que no iban a contar con ella como jugadora la próxima temporada.

Aquella noticia fue un palo para ella. En su cabeza se había organizado de otro modo, pretendía continuar jugando al fútbol allí, al menos una temporada más. Ahora, marchar a otra ciudad era algo que no entraba en sus planes. “En mi cabeza se descolocó todo, no me veía cambiando de ciudad ni jugando en otro equipo… Si me volvía, me volvía a casa”, dice Sandra.

El futuro de Sandra Ramajo

Al cabo de unos días tomó la decisión de que colgaría las botas. Sin embargo, no quería abandonar el fútbol femenino. Llegó el momento de dar el salto al otro lado del campo y el Fundación Albacete no dudó en ofrecerle la oportunidad de ser la segunda de a bordo del filial. Tal noticia le hizo recobrar la ilusión y, a la par, le generó nerviosismo. Suponía un gran salto para ella. Con su nivel 1 de entrenadora, lo máximo que había podido hacer había sido entrenar a unos prebenjamines de un colegio. Ahora entraría en nacional, “al final siempre me ha gustado el fútbol base”, asegura.

Ramajo: «Sabemos que del fútbol no podemos vivir»

Desde ya está preparando ilusionada su nuevo proyecto, aunque es consciente de que no va a poder dedicarse en cuerpo y alma a él. “Sabemos que del fútbol tampoco podemos vivir”, se lamenta. Por ello, tratará de compaginarlo con algún empleo que le permita compatibilizar su trabajo con su pasión. Y ya tiene varias ideas en la cabeza. “Tengo que intentar encontrar algo que me dé la opción de poder entrenarlas, como auxiliar de enfermería o en temas de deportes porque también tengo el TAFAD…”.

  • Para nada te vas a aburrir.
  • No (risas).

Para las futbolistas, sin duda alguna, será todo un regalo tener a Sandra Ramajo como entrenadora. Toda una referencia. Ella intentará aportarle mucho más allá de técnicas dentro del campo. Los valores son muy importantes para la figura del futbolista. A ella el fútbol le ha enseñado a ser buena persona, pues al final es “una forma de vivir”.  “Cuando llegas y eres una chiquilla, te da un poco igual todo y esa madurez la vas cogiendo”, explica Ramajo. Hay que tratar a los rivales siempre desde el respeto, y tratará de aportarle todas esas cosas que aprendió por sí misma: hablar a las compañeras, técnicos, aficionados, árbitros…

Equipo de prebenjamines entrenado por Sandra.

El fútbol femenino se ha caracterizado por eso, “estamos creando un ambiente súper bonito aficionados y jugadoras donde no hay lugar para tanto insulto como en el fútbol masculino”. Y seguirá trabajando en ello.

  • Que haya rivalidad, pero armonía y solidaridad.
  • Ser buena compañera y persona, como digo, al final va con la vida.

Y es que la solidaridad es algo que caracteriza a Sandra Ramajo, quien como auxiliar de enfermería incluso llegó a ofrecerse como voluntaria durante la crisis sanitaria provocada por la pandemia. Finalmente, tras mucho hablar con su hermana –que recuerdo, es enfermera- comprendió que no debía hacerlo. Llevaba demasiado tiempo sin ejercer, Albacete funcionaba de una forma muy diferente a Irún y el sentimiento de hacer entorpecer las labores del personal sanitario en un contexto de desbordamiento, la echaron para atrás.

Sin embargo, en Sandra Ramajo, siempre dispuesta a hacer del mundo un lugar más bonito, se le quedó esa espina clavada. “Pensé que a partir del año que viene, si puedo, intentaré meterme como auxiliar, porque esto –el virus- aún está en el aire”, asegura. Toda vez que coja un poco de rodaje, el miedo a no estar preparada podrá desvanecerse y, ya sea sobre el verde o con bata blanca, San seguirá inculcando ese arte que maneja como nadie de no rendirse jamás.

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