Los Boston Celtics atraviesan su peor racha de toda la temporada, con cuatro derrotas seguidas han caído hasta la quinta posición de la conferencia este.
Esta madrugada se ha disputado el partido entre los Washington Wizards y los Boston Celtics que ha terminado con la ansiada victoria de los de Massachusetts que al fin pueden respirar un poco.
A pesar de haber ganado el resultado parece más bien un espejismo ya que el juego ofrecido por los locales estuvo lejos de ser su mejor versión, y lamentablemente, es el juego al que nos tienen acostumbrados últimamente.
La segunda unidad
El factor clave de la temporada pasada, una plantilla que era elogiado por todos. Cuando los partidos estaban reñidos en gran parte de los casos era su extraordiaria segunda unidad la que los sacaba adelante para alzarse con la victoria pero, de una temporada a otra, lo que antes era tu fuerte ahora es tu talón de aquiles.
Y es que en los últimos partidos el banquillo está teniendo nefastas actuaciones, si bien Jaylen Brown y Daniel Theis no lo están haciendo mal, jugadores como Hayward o Rozier están dejando mucho que desear. Esta degradación de nivel se ha podido contemplar claramente estas semanas, el esquema se repiteuna y otra vez. El equipo sale con un juego aceptable al inicio del encuentro donde el partido está reñido o incluso favorable y los de Boston están compitiendo bien. Llega el segundo y tercer cuarto y como por arte de magia el nivel mostrado en los primeros compases del partido desaparece, el equipo se deja llevar y el rival recorta la desventaja o abulta su ventaja en el marcador. Y al final en el último cuarto aparecen destellos individuales de jugadores como Kyrie Irving, Jayson Tatum o Marcus Smart para mantenerse con vida.
Por lo visto hasta ahora una parte bastante grande de culpa en el bajón que pegan los Celtics es por un rendimiento escaso de los jugadores que salen desde el banquillo.
La zona
Aquí se abre uno de los debates que lleva algún tiempo sobre la mesa en la ciudad. ¿Necesitan los Boston Celtics un pívot dominante y más alto que Al Horford?
Las opiniones son diversas, pero nos limitaremos a analizar la realidad. Nadie puede negar que «Don Alfredo» es un muy buen pívot y aporta grandes beneficios al juego de la franquicia. Fiable desde la línea de tiro libre, tiene un tiro bastante decente y una defensa bastante buena. El problema llega cuando hablamos de los rebotes, Horford es algo bajo para la posición de pívot y eso se nota a la hora de rebotear, sin ir muy lejos en el último partido podemos ver varias acciones donde rebotes aparentemente asequibles para un pívot acaban escapándosele y regalando una posesión más al equipo rival.
Poco acierto en ataque
Varios jugadores de la plantilla han visto reducidos sus puntos por partido en esta temporada y el desempeño del equipo en la faceta ofensiva tampoco ha sido el esperado.
Es cierto que jugadores como Marcus Smart o Marcus Morris cuentan con más protagonismo ahora, y en especial el escolta, han mejorado su efectividad.
Aún así el equipo debe mejorar ciertas facetas considerablemente. Es normal que en algunos partidos cueste anotar porque la defensa rival es bastante intensa, pero lo que estamos contemplando últimamente es que en situaciones de tiro liberado desde el exterior se perdona mucho, sobretodo en ese lapso mencionado anteriormente de los segundos y terceros cuartos.
Por otra parte debemos mencionar que el equipo en muchas ocasiones no tiene las ideas demasiado claras y eso desemboca posesiones malgastadas que finalizan en tiros demasiado forzados.
Falta de liderazgo?
El último tema sobre los tiros demasiado forzados nos lleva a plantearnos si el problema del equipo es Kyrie Irving. Al margen del liderazgo emocional vamos a centrarnos en lo que ocurre en la pista. ¿Es un buen organizador Kyrie?
Algunos aficionados y expertos han comenzado a posicionarse bajo la opinión de que los Celtics juegan mejor y mueven el balón mejor cuando Kyrie no está. Hasta ahora sabemos que la racha de Boston sin él es de seis victorias y ninguna derrota, mientras que la racha con él es de una sola victoria y seis derrotas. Los números hablan por si solos, ahora es cuestión de cada uno interpretar si es el jugador el gran culpable.
