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Baloncesto

Baloncesto entre las calles de un humilde barrio

El SCD Carolinas cumple 71 años la temporada en la que han hecho historia al lograr algo insólito durante toda su historia: competir el Liga EBA

En el corazón de la ciudad de Alicante, en el barrio de Carolinas Altas, en una estrecha calle llamada ‘Carrer Foguerer’ se encuentra un portal. No uno cualquiera, uno que tiene más de 70 años de historia. Posiblemente en un primer vistazo no tenga nada de especial. Una pesada persiana metálica lo blinda del exterior, y unos dibujos de baloncesto coloreados con tonos azulados y desgastados por el paso del tiempo adornan el marco de dicho portal. Lo realmente especial está dentro de esas gruesas y antiguas paredes, que son el hogar del SCD Carolinas. Un club que, con esfuerzo, dedicación y, sobre todo, mucho baloncesto ha conseguido llegar más alto que nunca, a Liga EBA.

Cuando uno llega a la calle Foguerer pasa por delante de un extraño portal y escucha ruidos de balones, gritos y aplausos. Curioso, decide cruzar esa puerta sin esperarse encontrar aquello que le aguarda. Una pista de baloncesto rodeada de cuatro edificios. Los balcones y ventanas dan al interior del peculiar recinto. Una pista pintada de azul con cinco filas de gradas da la bienvenida cuando se sale del pasillo. Al fondo, en una pared blanca, se encuentra estampado el escudo de este curioso recinto. Se puede leer en él un nombre, el del club más antiguo de Alicante, aquel que regenta estos parajes: la Sociedad Cultural y Deportiva (SCD) Carolinas.

La pista, conocida como “El Patio”, es santo y seña, no solo del club, sino del barrio entero. Sobre las primeras horas de la tarde comienzan a llegar remesas de niños junto con sus padres. Con una sonrisa de oreja a oreja los críos saltan a la pista y practican aquello que tanto les gusta: el baloncesto. En 2012, la Federación Internacional de Baloncesto, también conocida como FIBA, estaba de celebración por su 80 aniversario. Convocó un concurso de fotografía a nivel internacional. José Luís Rodríguez, delegado de campo del equipo y colaborador del club, decidió sacar una panorámica de la peculiar pista alicantina. La institución inmortalizó ‘El Patio’ en el libro de su aniversario.

Puerta de ‘El Patio’ / Fuente: SCD Carolinas

Para hablar de los orígenes del humilde club hay que remontarse a 1949. La Sociedad Cultural y Deportiva del barrio de Carolinas crea su primera sección deportiva, la de baloncesto. El equipo, a pesar de surgir en un barrio humilde, no tardó en empezar a competir en ligas de ámbito nacional. Por aquellos años hasta jugó amistosos contra algunos equipos extranjeros. Con el paso del tiempo, entrados los setenta, el club comienza a asentarse y se forma una red deportiva que permite que los niños y niñas del barrio tengan un lugar seguro donde poder practicar baloncesto. El equipo senior se sigue codeando con los clubes de la zona mediterránea. Algo que volverá repetir a principios de la segunda década de los 2000 con una generación totalmente renovada y formada entre los maltrechos edificios de Carolinas Altas.

Los intantigbles ‘Carolos’

Carolinas es especial por muchas cosas. Por su famosa pista en el corazón del barrio, por ser el club de baloncesto más antiguo de la ciudad o por su peculiar forma de ver el baloncesto, algo que no pasa en otros de los clubes de la provincia de Alicante. Han pasado 70 años, pero la filosofía por la que se ha regido el Carolinas sigue presente hoy en día. Hay una serie de valores, de intangibles, que son las bases del equipo alicantino y que recorren toda la entidad. Desde los jugadores más pequeños hasta aquellos que ya llevan más de una década en las filas ‘Carolas’.

“Un club de formación, con entrenadores que conocen y transmiten ese sentimiento de pertenencia y con jugadores convencidos de una forma de crecer en el deporte”. Así es como define Carolinas Valentín García, entrenador del Senior ‘B’ y excoordinador deportivo del club. Valentín lleva 18 años en Carolinas, y ha regresado esta temporada tras un paso de cinco años por distintos clubes de la provincia. “Al jugador de Carolinas se le forma en el respeto a compañeros, entrenadores, árbitros, rivales…, en el compañerismo y en valores como el esfuerzo, el compromiso y la responsabilidad de pertenecer a un equipo” explica Valentín sobre cuáles son las intangibles de Carolinas.

Entrenamiento en ‘El Patio’ de Carolinas / Fuente: SCD Carolinas

La manera de entender el baloncesto en Carolinas es generacional. “Los entrenadores eran o siguen siendo jugadores del club. Es algo que les permite no parar de formarse y seguir mejorando” afirma Luis Miguel Fuentes, jugador del primer equipo y exentrenador de Carolinas. Esa es la clave que ha permitido que “a nivel formativo siempre ha llevado una línea muy clara que se ha mantenido en todas las categorías y durante el tiempo” según Luis Miguel.

«Al jugador de Carolinas se le forma en el respeto, compañerismo, esfuerzo, compromiso y responsabilidad»

Valentín García, entrenador del Senior ‘B’

Es esa manera de ver el baloncesto la que ha captado nuevos jugadores para el club. “Lo que más impacta es la forma en la que juegan, como entienden el baloncesto o el compromiso” explica Nicolás Martínez, jugador del primer equipo. Nicolás llegó a Carolinas con 16 años en el 2017, y a pesar de que tras esa temporada en otros sitios podría haber jugado a más nivel, Nicolás afirma que decidió quedarse porque “era allí donde más iba a mejorar como jugador y como persona”.

Anuar Dorgham, jugador del senior ‘B’, llegó un año más tarde que Nicolás, en 2018. Como él, la forma en la que se entiende el baloncesto en Carolinas le convenció para quedarse. “Tuve un primer año difícil con lesiones y jugué muy poco. Pero me enamoré del club y de su filosofía. Su manera de ver las cosas y coincidir con gente que piense como tú te dan ganas de quedarte” sentencia Anuar.

La insignia de un barrio humilde

La filosofía ‘Carola’ siempre ha ido muy ligada al barrio. No se puede concebir el SCD Carolinas sin el barrio. El club ha ayudado mucho en esas calles, y esas calles han ayudado mucho al club. Carolinas es un barrio antiguo. Cuando uno camina por sus aceras nota el paso del tiempo en sus fachadas, en sus estrechas calles o incluso en aquellas tiendas locales que no pertenecen a ninguna gran franquicia y que todavía siguen abiertas.

Los vecinos más mayores han crecido junto al club. Es el caso de Vicente Bartual, vecino del barrio de Carolinas Altas desde su juventud. A sus más de 80 años, sigue recordando como era el club en sus inicios: “la Sociedad Cultural y Deportiva Carolinas, hace muchos años, era una potencia en el ámbito deportivo alicantino. En baloncesto jugó en ligas altas de ámbito nacional. Yo fui a animar en varios partidos” recuerda. Vicente sigue pasando por delante de ‘El Patio’ cuando va a comprar el pan o el periódico. “Muchos vecinos estamos muy contentos con el equipo, donde tenemos hijos o nietos que juegan” afirma sobre cómo es visto el club en el barrio.

Partido en ‘El Patio’ / Fuente: SCD Carolinas

Con el paso del tiempo, el barrio de Carolinas Altas ha ido degradándose, convirtiéndose en una zona con una baja renta media. Según el último informe, correspondiente a 2019, de la Estadística de la Renta de las Personas Físicas elaborado por Hacienda, el barrio de Carolinas Altas tiene una renta bruta media de 18.703 euros, la segunda zona más pobre de Alicante. El barrio más rico de la ciudad, con una renta media de 38.500 euros brutos, le aventaja en casi 20.000 euros de diferencia.

Además, Carolinas Altas es la segunda zona con más población extranjera según el informe de Interculturalidad de Barrios del Ayuntamiento de Alicante. Los datos ofrecidos conjuntamente por este y por la Diputación de Alicante muestran que, de los 18.000 vecinos del barrio, 3.949 son de origen extranjero. Suponen un 21,2% del total de la población del barrio. Estos datos ponen de manifiesto la labor social del club, ya que da la oportunidad de que los niños y niñas, sobre todo los más pequeños, de estas familias puedan integrarse mediante el baloncesto.

Carolinas Altas es el segundo barrio alicantino con la renta más baja, con 18.703 euros anuales

“Carolinas es una forma, en un barrio de nivel socioeconómico medio-bajo, de que los chavales estén enganchados a una actividad buena para ellos y que encima les aporta una serie de valores” describe Mateo Gayá, capitán del primer equipo y coordinador de la sección de ‘minibasket’. Desde el SCD Carolinas se hace un gran esfuerzo por captar a los más jóvenes. Es usual ver carteles en panaderías o bares del barrio para sumar nuevos jugadores a sus filas. Carlos Bernabéu, entrenador del benjamín (tercero y cuarto de primaria), afirma que “los niños que vienen a jugar son principalmente niños que viven en el barrio. Nos conocen porque ponemos carteles en establecimientos o porque hemos ido a dar alguna charla a su colegio”.

“Este año hemos pegado un subidón sorprendente con los más pequeños. Ahora mismo tenemos 23 jugadores, mientras que el año pasado acabamos con ocho” recalca Mateo sobre el buen momento del club entre los niños de cinco a siete años. “Empecé jugando porque era el club de mi barrio, de mis amigos de clase, de mis vecinos…” explica Luis Miguel Fuentes, que lleva más de 20 años en el club. “Más que un club es una familia. Crea una identidad muy fuerte y hace complicado que gente que ha nacido ahí y que lleva años jugando se vaya del club. Es más fuerte el sentimiento de pertenencia que la liga donde puedas jugar” sentencia.

Pasado y presente van de la mano

El barrio de Carolinas ha recibido a grandes rivales a lo largo de los años. Durante el anterior siglo, el club tuvo fases en las que compitió en ligas altas. Con el paso del tiempo se fue desinflando y empezó a disputar partidos a ámbito autonómico y provincial. Es por ello por lo que resultó todo un logro la vuelta a las competiciones nacionales.

En la temporada 2008/09, el SCD Carolinas logró un meritorio ascenso a la liga nacional. Aquel año, el equipo alicantino quedó segundo de grupo tras Elda. En la fase de ascenso se enfrentaron a dos equipos valencianos: el CB Lliria y el CB Tabernes. Consiguieron el triunfo ante ambos y lograron la esperada vuelta a la Liga Nacional. “En el partido en el que ascendimos, que fue en Tabernes, pusimos autobuses para la afición y vinieron algunos chavales jóvenes del club que ahora mismo son compañeros míos”. Esa es una de las cosas que recuerda con más cariño Mateo Gayá de su primer ascenso a nacional.

“Carolinas ya había estado en esa categoría en etapas anteriores, pero ese ascenso se consiguió con una generación totalmente renovada, muy motivada y con gran capacidad de trabajo” recuerda Valentín García, por aquel entonces entrenador del primer equipo. “Hicimos una muy buena temporada, entrenamos mucho en una nacional fuerte, donde fuimos capaces de competir. Tengo muy buenos recuerdos de ese año” valora. Fue una campaña difícil. Sin embargo, aquella temporada Carolinas logró la permanencia. “Recuerdo que era muy duro a nivel competitivo. Estábamos mezclados con Murcia y con el resto de la Comunidad Valenciana y había mucha gente que cobraba bastante dinero por jugar, mientras que nosotros teníamos que pagar” rememora Mateo Gayá.

«En el partido en el que ascendimos pusimos autobuses para la afición y vinieron algunos chavales del club que ahora mismo son compañeros míos»

Mateo Gayá, capitán del Senior ‘A’

En la competición nacional estuvieron dos años. En la temporada 2011/12, el club tuvo que abandonar la competición, y no regresarían hasta 2019. Ese año, el Carolinas compitió en la Liga Autonómica, donde sumó 21 victorias y tan solo cinco derrotas. En la fase de ascenso ganó al CB Grao y un partido clave ante el Enguera, en el pabellón del Colegio Calasancio, muy cercano al barrio. En aquel partido que acabó 65 a 62 con triunfo alicantino las gradas estuvieron repletas. Tanto vecinos del barrio como jugadores del club hondeaban bufandas del club y animaban a vivo pulmón a su equipo, que pudo ganar y certificar ese ascenso a primera nacional en medio del éxtasis colectivo y cánticos. Un día que muchos recordarán.

Celebración del ascenso / Fuente: SCD Carolinas

Su vuelta a nacional no fue fácil. El equipo contó con algunos jugadores que participaron en aquella aventura diez años antes. Pero también con los jóvenes que habían estado en las categorías inferiores en el 2010 y que fueron a animar en aquella fase de ascenso. Una mezcla de juventud y veteranía que iba en consonancia con el espíritu más puro del club. El equipo empezó perdiendo los primeros tres partidos en la competición, pero enseguida se recompuso, y una increíble racha de 18 victorias consecutivas los emplazaba en el segundo puesto, con claras opciones de poder participar en la fase de ascenso a Liga EBA. Sin embargo, llegaba marzo y todas las esperanzas se truncaban.

La pandemia del Coronavirus azotaba con fuerza España. La FBCV aplazaba durante 14 días las competiciones, pero nunca se volvieron a reanudar. Pedro Sánchez declaraba el Estado de Alarma en España, que duraría más de dos meses. “Hemos tenido años en los que en el senior hemos sufrido por tener pocos jugadores, y ahora que estábamos en una buena racha venía una pandemia que nos fastidiaba una temporada que podía ser histórica” recuerda Mateo Gayá sobre el momento en que la liga se pausó. Sin embargo, la fortuna, y quizás la justicia, sonrió a Carolinas.

Haciendo historia

“Cuando subimos no fue una celebración normal, pero fue una sensación de alivio. Era lo justo”. Así es como describía el histórico ascenso Mateo Gayá, capitán del equipo. La subida de categoría no se pudo dar en la pista, desde la parte deportiva, y fueron los despachos los que la gestionaron. En los últimos cuatro años ha habido tres ascensos, de preferente a autonómica, de esta a nacional y este año a Liga EBA, la cuarta liga de España. “Para el club es algo histórico. No solo a nivel de la sección de baloncesto, sino también para el resto de las secciones de la cultural. Son conscientes de que es lo más alto que hemos llegado jamás” explica sobre el momento que está viviendo el equipo y el club.

Carolinas entraba en un nuevo mundo. La pandemia ponía en entredicho que la competición empezase en fecha, pero la FEB acababa publicando los grupos y las fechas. La historia está escrita. Liga EBA ya no es Nacional. Hay jugadores considerados como profesionales, así como canteras de equipos de la ACB, por lo que hay una cierta cobertura mediática. La pandemia obliga a los clubes a adaptarse. Hay que aprovechar una experiencia histórica. “Tratamos de expandirnos, de darnos a conocer para llegar a más gente. Por ejemplo, nos estamos adaptando a las redes sociales” explica Mateo. El club se ha visto obligado a encontrar maneras distintas de llegar a la gente. YouTube y Twitch son las dos plataformas a través de las cuales los ‘carolos’ pueden ver los partidos en directo, algo que la temporada pasada, sin ir más lejos, no tenían.

«Es lo más alto que hemos llegado jamás»

Mateo Gayá, capitán del Senior ‘A’

Las nuevas normas impuestas por la FEB obligan al Carolinas a salir de su hábitat, de su barrio. El primer equipo emigra al pabellón municipal de Babel, en el barrio de la Florida, en la otra punta de la ciudad. A pesar de la lejanía, los aficionados siguen llegando a animar al primer equipo, aunque lo hacen con cuentagotas debido al aforo reducido. Con mascarillas y distancias de seguridad los más fieles se sientan en las vacías gradas del pabellón a animar a los suyos. Este momento histórico ha llevado consigo un gran desembolso económico.

Partido del SCD Carolinas en el Pabellón de Babel, nuevo hogar del primer equipo / Fuente: SCD Carolinas

Al precio del pabellón hay que sumarle el de la plaza de liga (unos 1000 euros) y la ficha de cada jugador junto con su correspondiente seguro médico, que asciende hasta los 140. Multiplicado por los doce jugadores que componen la plantilla más el aval de la plaza, el precio sube hasta los 2600 euros aproximadamente. Una gran cantidad de dinero para un club sin grandes patrocinadores ni más ingresos que las cuotas de los jugadores. “En nuestra liga todo el mundo cobra, mientras que nosotros tenemos que pagar por jugar. Un equipo como Carolinas, que quiere, que trabaja y que tiene esos valores, puede llegar donde se proponga” señala Santiago Gayá, uno de los jugadores más jóvenes del primer equipo.

“El ascenso viene de la mano de la Sociedad Cultural y Deportiva, que es quien sigue manteniendo a todas las secciones. Es la gran impulsora del baloncesto este año, sobre todo por su esfuerzo por la plaza de liga EBA. Si no fuese por ellos, obviamente no hubiéramos entrado, sobre todo por el apoyo económico y el logístico” explica Javier Ruiz, entrenador del primer equipo y director deportivo del club. Ha sido el técnico del senior durante los ascensos de los últimos cuatro años. “Estar tan arriba es un premio que necesita mucho esfuerzo, mucho compromiso y mucho trabajo. Este año es una gran oportunidad, hay que disfrutar cada semana de donde estamos” afirma.

Tiempo muerto durante un partido / Fuente: SCD Carolinas

Actualmente el SCD Carolinas marcha séptimo en liga con tres victorias y siete derrotas. A pesar de los resultados, las últimas sensaciones del equipo van siendo mejores y han logrado ganar dos partidos seguidos. Un gran triunfo ante el Lucentum, uno de los equipos de la parte alta de la tabla y otro ante el Ontinyent, un viejo conocido del año pasado en nacional. A pesar de las complejidades, Javier lo tiene claro: “el objetivo es mantenernos a través de nuestro estilo y nuestro juego, eso no va a cambiar”.

«Estar tan arriba es un premio que necesita mucho esfuerzo, mucho compromiso y mucho trabajo. Hay que disfrutar cada semana de donde estamos»

Javier Ruiz, entrenador del Senior ‘A’

De momento la competición está pudiendo seguir. Los aplazamientos de partidos por casos de Covid en los equipos es algo que se vuelve frecuente y con lo que deben de lidiar los clubes. El avance de la pandemia determinará si la Liga EBA finalizará o si se podrá continuar jugando. Aun con toda la incertidumbre una cosa es clara, Carolinas hará gala de su filosofía, de su lucha y de su inconformismo. Competirá y se dejará hasta la última gota de sudor en la cancha para lograr la permanencia. ¿Lo conseguirá?

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