El debut en solitario de Cristina Triana con Sapristi ha dado lugar a una historia fresca y veraniega, con regusto nostálgico, de aquellos veranos en el pueblo que quedan cada vez más lejos.
“There is a starman waiting in the sky…”. Es imposible no tararear a Bowie en el momento de coger Starman entre las manos y disponerse a leerlo, en parte por la evocación de la portada y en parte porque el comienzo de la canción es el único texto que ocupa la contraportada de esta obra de Cristina Triana que nos trae la editorial Sapristi.
En Starman conocemos a Olivia, una adolescente obsesionada con los ovnis que, como todos los veranos, va al pueblo a visitar a su abuela y pasar las vacaciones con sus amigos, sin ser consciente de que este año será muy diferente. Al llegar al pueblo, Olivia descubre un equipo de televisión de un programa de sucesos paranormales investigando en el pueblo, lo que azuza su curiosidad y lleva a toda la pandilla a vivir una serie de aventuras para tratar de descubrir el misterio.
Mientras pasa el verano, el grupo de amigos va haciendo descubrimientos, algunos relacionados con lo paranormal, pero otros mucho más mundanos: sus relaciones cambian, su forma de interactuar no es la de siempre… el paso de la infancia a la adolescencia se hace patente de manera absolutamente natural y con un puntito naif que enternece el conjunto.
Gráficamente el tomo es impecable. El dibujo de Cristina Triana encaja perfectamente dentro del cuquismo, acentuado por una paleta de color suave y matizado y una clara influencia del manga, particularmente del shôjo. La combinación con la fantasía y la aventura en su justa medida dan lugar a una obra redonda, una lectura perfecta para el público juvenil y preadolescente, que resulta igualmente disfrutable para un público más adulto.
