Rufus T. Firefly, líderes de una travesía psicodélica en Málaga

El grupo madrileño Rufus T. Firefly consigue crear en la Sala Trinchera esa atmósfera tan característica que rodea a sus dos últimos trabajos de estudio.

Magnolia y Loto (LagoNaranja, 2017 y 2018) dan nombre a una gira que ha sido un total éxito para la banda y que después de dos años encara su recta final. Con el cartel de «no hay entradas» en la taquilla, Rufus T. Firefly teletransportó al público a su hipnótico mundo de sintetizadores y referencias a la cultura pop.

Había muchas ganas de ver a Rufus T. Firefly en Málaga. Y se hizo patente con el sold out. La gente abarrotaba la sala e incluso se dejaron ver personajes de la escena alternativa malagueña como Miguel Rueda, cantante de Ballena, actualmente inmersos en la grabación de su segundo álbum. Pero los primeros en salir al escenario fueron Margaux. Una banda granadina vinculada también con Málaga cuyo único disco hasta el momento está producido por el cantante y guitarra de Rufus T. Firefly, Víctor Cabezuelo. Una apuesta sin complejos por el indie pop tipo, si es que eso existe. Unas melodías enérgicas y transparentes y unas letras directas. En general, canciones que enganchan, y como ejemplo Surcamos Infinitos.

Margaux calentaron el ambiente antes de la aparición de Rufus T. Firefly (foto: Miguel Pinto).

Y zarpó la nave de Rufus T. Firefly

Salió entonces a escena el grupo de Aranjuez, liderados por la voz y la guitarra de Víctor Cabezuelo y la batería de Julia Martín-Maestro. El concierto empezó con la misma canción con la que comienza la primera parte de esta etapa musical de los madrileños, Tsukamori. La primera canción del tándem Magnolia-Loto, dos discos dedicados a su amor por la naturaleza, el arte y la vida, sirvió como línea de salida del viaje surrealista que estaba por llegar. Nada de facilidades musicales. Oscuridad e incertidumbre. Segunda referencia al cine con Halcón Milenario, ya que el título de Tsukamori está sacado del anime japonés Mi Vecino Totoro (1988). «Volaremos en el halcón hasta que caiga el imperio» cantaba Cabezuelo entre una suerte de tormenta de luces. La iluminación jugó un papel esencial para crear el ambiente deseado por la banda. Entre canción y canción Víctor Cabezuelo aprovechó para agradecer el respaldo del público en esta gira que terminará en unos meses.

Canciones con personalidad propia

Siguieron su lisérgico viaje con temas comoLoto, Demogorgon, Última Noche en la Tierra, Pulp Fiction, San Junípero o Nebulosa Jade. Mucha influencia setentera y ochentera y muchas referencias a obras audiovisuales (Stranger Things, Juego de Tronos, Black Mirror, Psicosis…). De hecho, el nombre del grupo lo toman prestado del personaje de Groucho Marx en la película Sopa de Gansos. Y mucho sintetizador. Y psicodelia, por si no había quedado claro. Es el perfume que emanan las flores de Loto y Magnolia de este grupo cada vez más consagrado en el panorama independiente español. Avisaron un descanso reflexivo después de acabar la gira para iniciar una nueva etapa con el próximo disco.

Extenso e hilvanado concierto

Con Druyan & Sagan demuestran su carácter y el convencimiento en lo que hacen. Una canción que después de dos minutos, de repente se convierte en otra. Es la que abre Loto, por cierto. Con el público en el bolsillo vuelven para alargar la noche con un encore de tres canciones. Rufus T. Firefly son poco amigos de los festivales. Y es normal. El viaje interestelar que proponen difícilmente cabe en un espacio de 40 minutos entre grupo y grupo. Terminan, en palabras del cantante, con la canción que empezó esta travesía: Río Wolf. Sonoro aplauso y público entregado. Todavía tienen tiempo de subir a la nave psicodélica de los Rufus. Aún hace varias escalas antes de llegar a la última parada del camino Magnolia-Loto en La Riviera. No se queden sin su billete.

La actuación de Rufus T. Firefly fue muy celebrada por el público (foto: Miguel Pinto)