El artista inició su gira Asfalto y gasolina en Vigo, deleitando al público con temas inéditos y un repaso por su trayectoria musical.
Roi Méndez volvió a casa para iniciar su nueva gira Asfalto y gasolina. Regresó a Vigo, a la sala La Fábrica de Chocolate en la que ofreció su último concierto prepandemia.
Las ganas de ver de nuevo al compostelano en los escenarios fueron más que palpables. Roi Méndez actuó este viernes 19 de mayo ante un público entregado que se dejó la voz cantando.

Derroche de energía desde el primer momento
El concierto empezó con casi media hora retraso al ritmo de Al lado mío, con Roi Méndez a la guitarra eléctrica y junto a su banda: Carlos Bueno al bajo, Pablo Fergus al teclado y Guille Hernansaiz a la batería. Los asistentes demostraron que se sabían la canción y el compostelano dejó que cantaran solos el estribillo. Así, el público se convirtió enseguida en uno más de la banda.
Tras interpretar uno de sus últimos temas, de la nueva etapa musical, siguió el concierto con canciones de su álbum debut Mi lógico desorden (2019). Así, sonaron Perfecto y Plumas, en la que los asistentes se dejaron la voz cantando a pleno pulmón desde el principio.
La participación fue en aumento conforme avanzaba el concierto, intercalando temas recientes como Vida fácil con los de los inicios como Invierno. Al público no se le resistió ninguna y demostraron que fueron preparados para darlo todo. Roi Méndez se dejó la piel sobre el escenario y se retroalimentó de la energía del público.

Temas inéditos e intimidad en acústico
El concierto fue un viaje sonoro desde las canciones de su primer disco hasta temas inéditos. «Vamos a hacer pruebas. Vamos a tocar algunas canciones que no sé si las volveremos a tocar», explicaba antes de interpretar Jugando a matar, en la que el público acompañó a la banda con palmas.
También hubo hueco para temas más emotivos e íntimos. Así, Roi Méndez se quedó solo sobre el escenario con su guitarra y se puso a disposición del público. «Este momento es para que me pidáis canciones», señalaba.
Haciendo caso a una de las peticiones interpretó Pause, otra canción nueva que no figuraba en el repertorio. «Me obsesiono mucho con el tiempo y esta canción es para decirme que a veces hay que ir despacio», explicaba. Se vivió uno de los momentos más especiales y emotivos de la noche con el público en silencio para disfrutar de la canción. Además, Roi Méndez estaba tan a gusto que antes de que regresara la banda versionó Mediterráneo de Serrat.

«La mejor parte del concierto»
Con la banda de nuevo en el escenario Roi Méndez dio la bienvenida al público a la que considera «la mejor parte del concierto». La sinergia y complicidad con los asistentes se hizo notar. El compostelano aprovechó para jugar con ellos y les dejó cantar solos sin que fuera necesario pedirlo.
Además, bromeó y se confesó como si estuviera charlando con unos amigos. Incluso se atrevió a cantar un fragmento de Plumas imitando a Raphael.
Reservó para el final las dos canciones más especiales e importantes de su nueva etapa musical. La primera en sonar fue La función. «Es una canción muy especial para mí, un cambio de etapa en mi carrera. Habla de la vida cuando se cierra el telón, cuando dejamos de estar delante de la gente», explicaba el artista, agradeciendo la buena acogida del tema cuando se publicó.
El concierto finalizó por todo lo alto con el tema que bautiza la gira: Asfalto y gasolina. Los asistentes se dejaron la voz y siguieron las indicaciones del cantante, que dividió la sala en dos partes, una de ellas encargada de cantar el estribillo y la otra de los coros. Roi Méndez puso a bailar la sala e inauguró su nueva gira ante un público que ansiaba volver a verle en directo en casa, en Galicia.

