Pablo López celebró sus 10 años en la música con un emotivo concierto en el festival Costa Feira en el que repasó su trayectoria musical
Pablo López está celebrando sus 10 años de trayectoria musical. Con esta gira hizo parada en el festival Costa Feira de Sanxenxo el lunes 12 de agosto. Un concierto especial y mágico en una tierra que considera casa. El artista sorprendió al público y demostró gran complicidad con los asistentes pese al tropiezo inicial.
La espera para disfrutar del malagueño fue larga, pero mereció la pena. Su actuación estaba anunciada a partir de las 22:00 horas pero no fue hasta las 22:41 horas cuando apareció en el escenario y tras el visible enfado del público con una sonada pitada pasadas las 22:30 horas.
Inicio íntimo
Pablo López se sentó al teclado y antes de que se uniese la banda hizo un inicio íntimo de Unikornio, la primera en sonar. Después, pasó al piano, su lugar habitual. Tras interpretar Dónde se dirigió al público para dar las gracias y aseguró estar ‘en casa’. Se le notó cómodo y cómplice con el público, que supo entender su humor.
“Tengo un problema importantísimo con todo lo que tiene que ver con la temperatura. Hace pocos grados pero la humedad afecta. Hemos decidido cantar canciones relajadas, lentas, baladas. Es lunes, uno toca baladas, cosas para reflexionar”, bromeaba empapado en sudor. No tardó en abandonar el escenario para cambiarse de ropa y estar más cómodo.
Protagonismo para el público
El concierto siguió con un potente Suplicando en el que los asistentes cantaron, saltaron y acompañaron con palmas. Pablo López quiso volver a repetir el estribillo para escuchar cantar al público. “Soy un absoluto obseso de escucharos cantar. Qué bonito es todos juntos hacer algo”, confesaba.
Tanto le gustó que repitió esto mismo en canciones como El patio. Tras escuchar al público cantar solo se acercó a dar las gracias visiblemente emocionado. Además, en varias ocasiones cedía el protagonismo al público para que sonaran sus voces mientras él tocaba e introducía el siguiente verso.
La complicidad se percibió también en temas como Hijos del verbo amar y Tu enemigo. Con los primeros toques al piano el público siguió el ritmo con palmas.
Del piano a la guitarra
Pablo López demostró ser un virtuoso que domina el piano y también la guitarra. Uno de los momentos más especiales de esta gira es que cuando se reúne con toda la banda al borde del escenario para dar otro toque a las canciones.
Guitarra en mano interpretó MámaNo. Aprovechando la cercanía con los asistentes leyó una de las pancartas que le mostraba Daniela, una fan. Tras leer el mensaje cantó un trozo de Ella.
Te espero aquí fue la última que interpretó a la guitarra, empezando él solo de manera más íntima. Volvió al piano con Vi y siguió con el derroche de energía e intensidad.
Emoción en la recta final
“Gracias por crear música, por mantenernos así tan felices, por dejarnos hacer música esta noche”, agradecía el malagueño. El concierto entraba en la recta final y llegó el turno de las dos canciones más emotivas.
Pablo López interpretó El gato, canción que quiso dedicar a su banda. Empezó él solo al piano, luego se unió la banda. También hubo momentos de pausa, de silencio rotos por la voz de Pablo López, a la que no le hace falta ningún acompañamiento para brillar.
Le siguió otra balada: La niña de la linterna. Antes de ello recordó el concierto frustrado en Sanxenxo de hace cinco años. Era uno de los nombres del cartel del Maestral Music Festival, que se canceló a pocos días de empezar.
Por eso esta cita en el festival Costa Feira era también especial. “Hubo intentos de tocar aquí. Hoy estoy aquí y no lo olvidaré nunca. Me siento en casa, como siempre”, reconoció. La magia se apoderó del recinto con el malagueño tocando La niña de la linterna, la mayoría del tiempo él solo al piano, y el público cantando e iluminando el escenario con las linternas de sus móviles.
Sorpresa y euforia como colofón
Pablo López abandonó el escenario dejando al público emocionado. Se volvió a cambiar de camiseta y apareció él solo para interpretar al piano Lo saben mis zapatos. Una vez más agradeció al público su presencia y la “energía”.
La sorpresa llegó cuando bajó del escenario para meterse entre el público y cantar a capela el estribillo de la canción. Un momento de lo más inesperado y especial que los asistentes supieron respetar.
Volvió al escenario para despedir por todo lo alto el concierto con la banda. Empezaron cantando unos versos de I wanna dance with somebody de Whitney Houston y la enlazaron con Mira cómo bailan. Los asistentes acabaron dándolo todo. Cantaron, saltaron, bailaron y dieron palmas. Una despedida por todo lo alto.