El músico madrileño hace explotar A Coruña en el concierto que dio ante las más de 8000 personas que llenaron el Coliseum.
Las luces se apagan. La gente fija su atención en el escenario. Los músicos empiezan a salir uno a uno. El griterío comienza en cuanto entra Juancho. Y el Coliseum entero tiembla de los cimientos a la cúpula en el momento en el que Leiva da el primer paso encima de las tablas. Sin detenerse, con la mirada fija en el micrófono y las manos pegadas a su guitarra, toca los primeros acordes de Expertos. Y entonces, el estadio entero cae a sus pies.
Así son los conciertos de Leiva. Desde el comienzo te hace entrar en un estado de éxtasis impidiéndote hacer otra cosa que no sea mirarlo fijamente. La única respuesta de tu cuerpo es bailar, saltar, cantar, gritar… y hasta llorar.
Con un set-list lleno de viajes al pasado, nos hizo pasar por todas las fases emocionales posibles. Con La lluvia en los zapatos nos llevó a ese desamor que te desgarra por dentro. Después, con Animales logró sacar nuestra parte más salvaje. Y así, una por una. Desde la rabia de Lobos, pasando por la desesperación de En el espacio y la engañosa calma de Godzilla, el artista nos llevó de la mano en un viaje por su propia intimidad. Nos enseñó todos sus recovecos, dejándonos conocerlo (y reconocernos a nosotros mismos) un poco más.
El punto y final, como en cada uno de sus conciertos, lo puso Lady Madrid. La canción, que lo acompaña desde el año 2009, formó parte del disco Aviones de Pereza, su antigua banda. Desde entonces, se ha convertido en la imprescindible. Anoche, como no podía ser de otra forma, todos y cada uno de nosotros cantamos a coro aquella canción dedicada a la chica más rocanrol de por aquí.
Mucho más que música
El concierto del Coliseum fue una demostración de potencia emocional y artística. Todos los elementos planteados confluyeron a la perfección: la acústica del lugar, la selección de canciones, el juego de luces… Especialmente reseñable resultan los vídeos proyectados en la enorme pantalla del escenario. No solo retransmitían imágenes en directo del propio concierto, sino que se proyectaron vídeos planeados y realizados para la gira, que ponían la pequeña guinda roja al espectáculo.
En definitiva, anoche Leiva consiguió que todos los átomos de nuestro cuerpo se fusionaran con su música, causando un efecto devastador. No nos queda duda de que el título de su nuevo disco hace justicia a su directo. La gira de Nuclear continuará a lo largo de todo 2019,y sabemos que Leiva reventará cada uno de los escenarios que pise. Como hizo anoche con el Coliseum y con nuestros corazones.
