Maialen y Leire enamoraron al público madrileño con un precioso concierto acústico de su Gira Comeflores.
Vivir un concierto en medio de una pandemia mundial es una movida muy rara. Separación de asientos, poca gente, prohibido bailar y muchas mascarillas. De repente te pierdes las caras de ilusión con sonrisas, con la boca bien abierta de gritar las canciones, las lagrimillas que antes resbalaban por las mejillas y que ahora no pueden seguir su curso. Todo sigue estando, pero diferente. Transformado. Porque las emociones no se pueden controlar, y menos si en el escenario está Maialen, Chica Sobresalto.
Desde el mes de julio, y a pesar de esta difícil situación que golpea tan fuerte al mundo de la Cultura, el Teatro Egaleo de Leganés acoge el ciclo de conciertos Las Lunas del Egaleo. Han pasado por allí personas con mucho talento y grandes músicos, pero lo de anoche fue mágico. Se creó una atmósfera especial durante la hora y media que duró. Y solo hizo falta su voz, sus dos guitarras y el talento de Leire Celestino a las teclas.
Cuando escuché Sobresalto por primera vez, el disco que ya tenía antes de entrar a Operación Triunfo, me di cuenta de que sus letras tienen algo diferente. Pero en directo ganan, porque Mai es una de esas a las que le gusta explicar el por qué. Y de repente entiendes que ella no escribe por escribir. Ella cuenta cosas desde dentro para luego cuidarlas siempre, cuando ya tienen melodía. Quizás es eso lo que la hace una cantautora tan especial. Eso y su voz, claro.
La grada del teatro no estaba llena del todo. Es normal teniendo en cuenta los tiempos que corren, pero daba la sensación de que el público era el justo y necesario, con algunos de sus compis de Academia incluidos. Muchas risas, porque Mai es una tía a la que hablar se le da bien, aunque ella se empeñe en decir que no. ¿A quién se le ocurre pedir que canten el Tractor Amarillo? Aplausos largos, ovaciones. Como cuando se fue del escenario después de cantar esa versión especial de Oxitocina y el solo de Leire al piano lo inundó todo.
Sonaron las canciones del disco y alguna más, como Selección Natural o Lo que se mueve. Esta última la compuso recordando cuando pasaba por debajo de las vías de un tren y pensaba en el flujo de energía que corre para que pueda andar. En la gente en movimiento que veía en sus vagones, cada uno con un destino y una vida. Y ella allí, volviendo de uno de sus tantos trabajos “con condiciones de mierda”. Qué bonito es saber que ya no va a volver a sacrificar su tiempo de esa manera. Nunca más.
También se atrevió con alguna versión. No faltó Sargento de Hierro, de Morgan. Su actuación estrella en el concurso, le queda tan bien que parece suya. Imposible describir esa forma tan especial que tiene de transmitir. Escucharla contar que muchas veces le dijeron que de la música no iba a poder vivir sonó a chiste.
Para cerrar eligió Fusión del núcleo. Era más que necesario acabar por todo lo alto. Culminar la noche con la canción que resume a la perfección quién es Chica Sobresalto. Esa que muchas veces se sintió pequeñita y frágil pero que sabe que es grande y fuerte. Una punkie que a veces se vuelve Chica Despropósito con cerveza en mano y se viste de superheroína revolucionaria. Que se descalza en el escenario porque le da la puta gana. Una mujer libre y valiente, que aunque por momentos pueda sentir que está perdida en la vida sabe que su casa es el escenario.
Esta gira en acústico no acaba aquí. Aún queda pendiente una cita en su tierra, Pamplona, el 14 de noviembre. Luego viene mucho más. Singles, nuevo disco y los conciertos con la banda al completo. Sí, como dice su primera canción, “esto no ha hecho más que empezar”.
