Reseñamos Mickey’s craziest adventures, el segundo título de la colección Disney by Glénat que en España edita Planeta Cómic
Ya hemos tenido ocasión de hablar de Una misteriosa melodía, la primera entrega de la colección Disney by Glénat que había comenzado a editar Planeta Cómic. En Mickey’s craziest adventures asistimos a una nueva reinterpretación de los personajes clásicos de Disney, esta vez de la mano de Lewis Trondheim y Keramidas, con color de Brigitte Findakly.
En esta ocasión, los autores optan por acudir a otra etapa de la historia de Disney: se dirigen a los años sesenta, y toman su inspiración en las series de cómics que se publicaban en prensa de manera periódica.
Lejos de inspirarse en el estilo y la estética de aquellos tebeos, Trondheim y Keramidas van un paso más allá, creando una historia metacomicológica en la que reflexionan sobre la capacidad de contar y construir historias apoyándose en la periodicidad a la que las sometía el formato.
Así, Trodheim y Keramidas se inventan una revista de aquella época, Mickey’s Quest, en la que supuestamente se publicaba una historia que no había vuelto a reeditarse hasta la fecha, y que un fortuito hallazgo de los propios autores en un mercadillo habría permitido recuperar: Mickey’s craziest adventures.
De este serial, fechado entre 1962 y 1969, apenas se conservan cuarenta y cuatro planchas, que son las empleadas para llevar a cabo esta ficticia recuperación. Algunas de ellas están deterioradas, rotas o afectadas por la humedad, aspectos que se recrean fielmente en las distintas páginas.
No obstante, Mickey’s craziest adventures es una serie creada por Trodheim y Keramidas, y hace honor a su nombre. Las páginas que la componen reciben números no correlativos, lo que indica que hay saltos respecto a la supuesta historia original. Es decir, Trodheim narra una historia de manera fragmentada. Apoyándose en la periodicidad y en las consecuencias que este formato tenía para la narrativa, plantea una línea temporal en la que solo muestra unos determinados episodios, permitiendo al lector “reconstruir” en su imaginación los progresos que han ido sucediendo entre medias. Lejos de resultar confuso, este recurso solo acrecienta la hilaridad de unas aventuras ya de por sí rocambolescas.
Para redondear el conjunto, el dibujo de Keramidas tiende hacia lo caricaturesco, jugando con la expresividad facial de los personajes. Además, el ejercicio pone a prueba la habilidad del dibujante, emulando el estilo de dibujo de los cómics de los años sesenta y setenta y aplicándolo a una gran cantidad de escenarios desbordantes de fantasía.
Planeta Cómic edita esta obra con sumo cuidado, en la misma línea que el anterior título de la colección. Habría que destacar su formato, algo mayor que el título que le precede, si bien la diferencia se justifica por la necesidad de un formato de página más rectangular que imite las páginas de prensa y revistas de la época. Más allá de este detalle, la edición es muy similar, de la máxima calidad, haciendo de ella una pieza de coleccionismo.