La cantante madrileña nos sorprende con un tema en el que habla sobre el momento en el que renuncias a todo aquello que no te hace grande.
Ya lo venía anunciando la artista a través de sus redes sociales. El mundo no estaba preparado para la bomba que se venía. El amor, el odio, la toxicidad, la mentira y el fanatismo, todos estos sentimientos encarnados bajo la voz de Lucía Gil en su nuevo single, Plástico.
En esta canción la artista nos habla sobre cómo deshacernos de todo lo que nos hace daño, nos ahoga y no nos permite avanzar. También de darnos cuenta del valor de uno mismo y de renunciar a aquello que no nos hace grandes. Y es que, si nos paramos a pensar, Lucía hace un paralelismo entre el plástico—un material del cual queremos reducir el uso para no dañar al medio ambiente— y aquella persona que quiere fuera de su vida para siempre.
El baile, un elemento crucial en el videoclip
Gracias a un colorido videoclip, dirigido por Jorge Guasch y bajo el concepto y la idea original de la propia cantante, la artista consigue dar vida a sus miedos a través de la danza. “Supe desde el principio que quería trabajar con Borja Rueda para contar esta historia. Tenía claro que necesitaba que todas estas situaciones de las que me quejaba, las representara un bailarín. Un bailarín que le pusiera cara al plástico”, contaba Lucía a través de Instagram. Ella misma admitía como, muchas veces somos nosotros mismos quienes nos hacemos más daño que los demás, debido a la inseguridad y a la incertidumbre.
La simbología en ‘Plástico’
Cabe también destacar la importancia de la simbología oculta a lo largo del videoclip. En una de las escenas de este vemos como Lucía se inclina hacía una granada, tentada a regresar hacia aquello que no le hacía bien. Se trata de un guiño al Mito de Perséfone, donde esta es raptada por Hades, Dios del inframundo, y acaba siendo rescatada por Hermes. Finalmente, Perséfone es engañada por Hades, quien hace que ella coma seis semillas de granada y esté obligada a pasar seis meses con él en el Averno, sin que la agricultura de la tierra prospere.
Otro de los elementos que también llama la atención de la escenografía son los maniquíes, algunos decapitados y otros con una venda en los ojos, que aparecen rodeando a la artista en varias ocasiones. Estos, hechos completamente de plástico, representan a una parte de la sociedad “vacía” e “inorgánica”, cegada por un velo de mentiras engalanadas.
En la canción, además, la artista es capaz de crear un ambiente mucho más tenue hacia la mitad de esta. Tras “el ahogo”—representado con una bañera de plástico donde Lucía es obligada a sumergir la cabeza— todo se vuelve mucho más oscuro y los miedos parecen tomar la delantera. “Tragas lágrimas, pasas pagina, clavas la uña, dejas que te grite, sacas los dientes, tal vez los puentes, cargas el puño mientras yo aúllo, que no, que no entiendes que ya no te quiero ver al lado”, canta Lucía a una velocidad vertiginosa, mientras la escena se vuelve cada vez más negra.
Más sobre la artista
Sin duda, Plástico, es la clara prueba de que Lucía Gil es una artista de los pies a la cabeza. Ya la vimos de pequeña triunfando en varios programas de Disney Channel, en Yo Quisiera de Divinity, publicar su primer disco en solitario en 2014, participar en Tu cara me suena e incluso lanzar su propio libro llamado Mientras dure el verano. Actualmente, la artista también participa en la función de La Llamada, que se lleva a cabo en el Teatro Lara de Madrid.